No puedo callarlo, ni un segundo más porque siento que voy a
explotar y quizá diría más de lo que debo…¡pero es que no puedo! ¡No aguanto!
No soy capaz de respetarte después de lo que has hecho. No
te mereces nada de lo que la vida te ha regalado. No te soporto, la simple idea
de respirar el mismo aire que tú me produce nauseas, me dan arcadas al recordar
tu rostro y saber que por ti di tanto y sólo he recibido cuchilladas con lanzas
de cristal que han desagarrado cada parte de mi corazón. Te odio, no puedo
negarlo, odio hasta oírte nombrar, y no es mi culpa. Es porque me importas,
tanto que no me creo aún que hayas sido tú y no otra la culpable.
Tú, que llegaste con tu piel marmolea y tu sonrisa de cine.
Llegaste y me arrebataste todo cuanto tenía.
¿Era tu plan desde el principio? ¿Hacerte un camino hacia mi
corazón y hacerlo estallar con tu dinamita?
Eres despreciable, es el más mínimo
cruce de miradas lo que despierta un mar de llamas en mi interior.
Y que me haces recordar que vivir en el pasado es no vivir
el presente, y yo que no puedo evitarlo. ¡Qué por tu culpa he sucumbido a ahogar
mis penas en vozca de caramelo, para sentir el sabor dulce de los labios que tú
me arrebataste!
¿Me has visto? ¿Te has fijado en como tiemblo de rabia cuando
te veo pasar agarrada a su brazo?
Hoy carezco de léxico para decir lo que
siento, carezco de toda vergüenza y dejo atrás todo el orgullo que tantas
palabras me hizo tragar. Sois despreciables, los dos, y él aún más por ser un
cobarde.
Porque tiene miedo de amar, tiene miedo de ahogarse en un pozo de
sentimientos y nunca encontrar el fondo. Tiene miedo de tenerme en su vida
porque sabe que soy su pesadilla, su mayor temor.
Y tú no te das cuenta que te usa, te usa para rellenar el
vacío que yo dejé entre sus sábanas. Pero recuerda:
Cuando te besa, me piensa.
Cuanto le dimes al oído, recuerda mi lengua por debajo de su
ombligo.
Cuando te aprisiona a la cama, recuerda mi labios
recorriendo su cuello.
Que cuando hacéis el amor, te mi pone mi cara, recuerda mis
pechos, mis movimientos y es inevitable.
No podrá olvidarme, y es lo que
detesta, lo que teme y lo que le acosa días y noches. Es mi fantasma, mi
recuerdo el que le atormenta los sueños de madrugada. Es el saber que mi
perdida es irreemplazable, y que un clavo no puede sacar otro tan bien clavado
como el mío.
¿Crees que, acaso, la guarra de turno podrá arrancarme de sus
pensamientos? Tú solo eres una perra más en la jauría. Tan simple, tan
sencilla, tan fácil de manejar a los antojos de la sociedad. Títere.
Acepta tu envida, la que te provoco cuando pasáis por mi
lado y él lo deja todo por mirarme, que se pierde y se arrepiente de la noche
en la que me dejó, que extraña el calor de unos brazos por los que no haya
pasado todo el barrio, ¡zorra, tú y tu estilo de vida me provoca el querer
romperte el tabique nasal! Pero no soy así, y me contengo, contengo todo el
asco que te tengo, porque sé que valgo más que tú y más que él, ¡panda de
inútiles!
Y que quede claro que su mirada ya no me afecta, y que hoy
arranqué la flecha que hace tanto tiempo atrás cupido me disparó.
Pd; Le quiero.
Todo esto no es suficiente para hacerte saber que por muy distintos que sean nuestros polos, nunca se atraerán.
La excepción que rompió la regla.