miércoles, 31 de diciembre de 2014

Buenas noches, para siempre.

Un año más hago esto: el resumen anual que, a veces, ni es resumen ni es nada, pero bueno.

Querido 2014: 

Has sido tan desconcertante que me cuesta saber por donde empezar, intento ser clara contigo pero me pierdo, como de costumbre.
Supongo que deberíamos empezar diciéndote adiós pues, hoy, por suerte o por desgracia, te sumergirás en un sueño eterno, tan eterno como todos los recuerdos. Quizá yo, de vez en cuando, me tome el pequeño placer de soñar despierta contigo. Quién sabe.

"¿Por qué no?"

Cuando te hablé al final del año anterior, te dije que esta vez no iba a esperar nada de ti pues la esperanza con respecto al tiempo, se me había perdido por aquel entonces. Mis expectativas no estaban muy altas y supongo que eso facilitó que tú las superaras con creces.

Creo que desde mucho tiempo atrás este es uno de los momentos en los que más sincera soy conmigo misma (que intento serlo siempre pero...). Aquí no hay mentira, sólo hay un puñado de realidades y recuerdos que hoy toca echar a la mochila que llevo conmigo a la espalda (son los malos recuerdos los que más pesan, pero también tienen derecho a ser recordados) 

Este año he alcanzado muchas metas, incluso a nivel personal, creo que me voy acercando más a ese "lo que quiero ser" aunque no sepa muy bien qué o quién es. Supongo que, al fin y al cabo, para eso están los años: para madurar, crecer, saber, sentir e incluso dejarse caer.

"Caer no es incorrecto, lo que está mal es no volver a intentar levantarse."

Para mí, estos 365 días han venido cargados de lecciones que espero poner en práctica. 
Además a nivel, digamos, profesional también me siento más estable. Ahora sé con certeza que lo de ser joven emprendedora, corresponsal juvenil, joven en acción, entre otras cosas, está en mis planes. Y creo que eso es muy importante. 

Otra de las cosas, porque por ahora solo hablo de cosas y no personas, que han tenido un papel protagonista en mi vida, es esto, nuevamente la poesía, la escritura, la magia, pero con el pequeño cambio de que he podido hacerla llegar a muchas más personas. Espero un nuevo año cargado de nuevas experiencias con respecto a esto, que, sin dudas las tendré pues lucharé para ello.

Lo bueno de este año, han sido las novedades.
He sentido por primera vez en mi adolescencia lo que viene a ser algo cercano al arrepentimiento y he comprobado que no es una sensación muy agradable pero, por supuesto, me ha hecho aprender.

Has sido el año de las despedidas, de las dudas, de las sonrisas...
Has sido un año para recordarlo de por vida. 
Además, creo que durante tu estancia he conseguido expresar las emociones de forma externa (al menos en mayor medida), y creo que es algo importante.

"Amar es destruir y ser amado es ser destruido."

Cuando llegó Enero todo era un caos, no había estabilidad ninguna en mis días, no sabía que hacer o cómo hacerlo, fueron unos meses raros hasta que llegó Abril.
Oh, Abril, siempre cargado de sorpresas. En ese mes conseguí cortar una pequeña cuerda del pasado, una carta de sinceridad marcó algún que otro día, además conocí a una persona que era (o es, no lo tengo aún muy claro pues es insana por naturaleza) importante para mí. Y también le conocí a él. No, no os diré quién él. Pero, si alguien de los que nombro entre líneas me lee (cosa que dudo bastante) sabrá al momento de quién hablo.
He vivido uno de los mejores veranos de toda mi vida y eso se nota. 
Aunque después de Septiembre todo fue en descenso (era de esperar porque es como un comienzo de año y casi nunca son buenos). Fue de Abril a Septiembre.
Detesto Diciembre. 

 "Colour my life with the chaos of trouble."

Cuando os hablo de él quiero que lo imaginéis como un huracán, porque lo fue, arrasó con todo no sin antes hacerme volar. Tan, tan alto, que olvidé el miedo que me dan las alturas si no me agarran la mano.

Por una vez en años, quizá en toda mi vida, he sentido algo puro, puro de verdad, creo que de la forma más sincera e intensa, que quizá no sea mucho pero para mí es un nuevo mundo.
Independientemente de que todo acabase por mi inseguridad, mi forma de herir sin ni siquiera proponérmelo y mi miedo, entre otras cosas, al compromiso. Dejando eso de lado porque ya está de más (aunque le eche de menos), me atrevo a continuar.

Hay veces que aunque los sentimientos no sean tan intensos como los describe la mayoría de la gente, actúan como un salvavidas (o una piedra, quién sabe) y permiten salvarte del naufragio personal.
Quiero darte las gracias (a ti o al destino, si es que acaso existe, pero brindemos por las casualidades de la vida) por haberme salvado del vacío, aunque ahora esté a la vuelta la esquina y sienta su frío en las yemas de los dedos.

Durante este año se han grabado sonrisas, fotografías, cartas, recuerdos a fuego lento entre las costuras. Y de verdad que lo agradezco.

He dado volteretas por los dos lados de la cama, donde ninguno era el mío, he tirado la moneda al aire y me salió mi cara, y me he balanceado por la balanza sin dejar de balancearme, valiéndome de la redundancia para hablar del desequilibrio.

Que al final, ni fue balanza ni fue nada, fue el precipicio que me pedía que saltara. Salté. Me salvaron sus alas.

Esto se me está yendo de las manos y se está alargando más de lo que debe.

Quiero darme las gracias también a mí misma, que nunca está de más, por haber medio superado esto de dejar las cosas a medias y por haber aprendido (o eso espero) a aprovechar más de una oportunidad.
Agradecer a la música (mi musa), a la poesía, a la buena compañía. 

Las tardes de domingo, café y calma. 
Los paseos por las mañanas.
Los tatuajes sin tinta.

Querido 2015: 

No voy a escribirte una carta con mis mil deseos, porque creo que sobra.

Pero si que te pido (bueno, que sé que es cosa mía, pero esto actúa siempre de recordatorio) tener el afán por volcarme en lo que me gusta, que nunca está de más. 

Contigo, llegará un año de cambios, de muchos cambios, y eso lo sé de antemano.
Porque contigo pasaré niveles, alcanzaré metas, cogeré nuevos trenes, tendré a más gente presente, dejaré a otras cuántas en la estación, volveré a aprender, quizá lucharé en la guerra más bonita del mundo (que no sería una mala manera de inspirar mis versos)
Así, que, bienvenido seas que te espero con las manos abiertas porque, pese a lo bueno que ha sido 2014, estos tres últimos meses sólo saben gritar que necesitan un giro radical.





Buenas noches, querido, descansa para siempre.
Y no te olvides de coger las maletas y de salir por la misma puerta. Es importante. Prometo no seguirte y ya sabes que no falto a mi palabra. 
(Estaré dispuesta a recibirte si vienes de visita por las noches)
Por favor, recuérdame.

Pd; Volveremos a vernos. Tiempo al tiempo. 


Fdo: La de las dudas infinitas. 



Fechas a destacar (para no olvidar, que mi afán por las fechas es precioso)
21, 22 y 23 de Marzo.
16 de Abril.
26 de Abril.
9 de Junio.
5 de Julio. 
14 de Agosto.
22 de Agosto.
7, 14, 20 y 26 de Septiembre.
22 de Octubre.
22 y 23 de Noviembre.





jueves, 25 de diciembre de 2014

Me declaro culpable.

Esto esto abandonado pero últimamente no encuentro un por qué para escribir aquí. Pero quiero retomarlo, quiero hacerlo, quiero decirlo todo.

Quería hablaros esta noche de Diciembre de la impotencia que se siente cuando se quiere y no se puede. Me explico. Cómo cojones vamos a luchar en un campo de batalla sin oponente alguno. En asuntos del corazón no existe la paz, las banderas blancas, existe la guerra. Una guerra preciosa, y que sí, que a veces dolorosa.
Dicen que lo que está muerto no puede volver a morir, así que supongo que mi fe resucita cada día para morir cuando cae el sol. Una y otra vez, en un bucle infinito que no nos lleva a ningún sitio.
Quiero decir que toda la esperanza que me queda es un mero resquicio de lo que fue en su día.
Ahora solo queda la leña después de arder, los restos, las cenizas, las caídas, las quemaduras, las ganas, los sueños, los besos, las llagas...
Queda el bote de colirio post noche en vela de poesía y querencia.
Quedan un par de versos debajo de la almohada. Tu boca en mis sueños y el deleite que es tu mirada.
Quedan tus recuerdos, tus contratiempos, tus seguridades y mis dudas.
Quedan muchas cosas y me equivoco cuando digo que no queda nada o que queda poco.
Pero de ti o de nosotros, es cierto que sólo quedan los recuerdos de lo que fue nuestra historia, para mi gusto, demasiado corta.

En el juicio final me declaré culpable por traición, ahora cumplo condena.
Cúlpame, llevas razón.

miércoles, 24 de diciembre de 2014

Mi lugar en esta vida.

El Alma nos puede llevar hacia
una puerta imposible de olvidar,
mirando más allá me atrevo a entrar.

Mi corazón de dragón comienza a palpitar
igual de rápido que habla un yan.

En mi mente se siente la inteligencia de un shek.

Y el unicornio me aporta lo que siempre soñé:
la magia latente por todo mi ser.

Aldun, Karevan, Yohavir, sé que estáis ahí.
Neliam, Wina, Irial, los oyentes os quieren escuchar.
El Séptimo y la maldad, gracias a la profecía se esfumarán.
La paz reinará entre las razas de este lugar.

Los seis astros en el cielo me recuerdan que este es el sitio al que pertenezco.


Idhún lo llaman y mi hogar lo siento.

viernes, 12 de diciembre de 2014

Incendio.

Maldito sea aquel día, maldito sea el momento en el que me columpié por tu pelo, en el que bailé junto a tus dedos, me deslicé por tus pestañas hacia el lugar perfecto que crea tu cuello.
Maldito sea el día en el que decidí cobijarme en tu clavícula izquierda y volar hasta tu pecho, para colarme dentro.
Maldito sea el preciso instante en el que comencé a anhelarte, en el que dejé de verme en mi reflejo para verte a ti dedicándome un beso.
Maldito sea el invierno, que por muy frío que fuese, se convirtió en infierno y el sudor que me recubre cada madrugada ya nada tiene que ver con tu cuerpo, ni con más deseo que el que me demuestran mis sueños. Sueños o pesadillas que se cuelgan de mis ojos, para morir en mi boca, que te ruega, como loca “por favor, vuelve.”

La mejor forma de irme a dormir era contigo a mi lado, mientras tú leías un libro y yo me dedicaba a escribir poesías entre las líneas de tus manos. Tú me mirabas con esa risa traviesa que decía “chica, mañana serás mi desayuno”. Y yo, después de estrecharme entre tus brazos me quedaba dormida con la más tierna sonrisa.
Ahora, por las noches sólo me queda un café medio frío y realmente amargo, porque tú te has llevado toda la maldita dulzura. También me queda una cama llena de nada, hecha de reproches, demasiado fría, demasiado vacía, demasiado sin ti.
Ya no me apetece el chocolate caliente de cada despertar porque no quedan los besos de después y tú no estás.
Un día, no recuerdo cuándo, me dijiste que quizá saldrías volando. Desde entonces tuve el miedo que se tiene cuando estás al borde del precipicio y no sabes si la mano que te acompaña está dispuesta a empujarte, a salvarte o a suicidarse contigo.
Cierro los ojos y te veo vaciando otra copa, llenándote de pena la ropa y con mis palabras rondando por tu cabeza. Yo no soy el centro de tu mundo, porque nosotros siempre hemos sido dos almas que han ido sin rumbo. Y mientras andaba dando tumbos me topé contigo.
Joder, contigo…
Ahora, siempre me sobran un par de minutos antes de irme dormir porque no tengo a nadie a quien darle las buenas noches como te las daba a ti.
Quiero suponer que nos has borrado ninguna de mis fotos, que no has quemado mis cartas, y por supuesto quiero creer que no has dejado de quererme. Aunque eso ya no importe, aunque esté de más.
La poesía que ocupa mis estanterías ya no me caben en el alma, porque tengo el corazón demasiado hecho pedazo para tanta canción triste.
Maldito sea el día en el que tu alcohol etílico curó mis heridas. Maldita sea la vida que se vive sin ti, porque así, el vivir se convierte en la gran putada de quererte y aunque te eche de menos no me arrepiento. Este, cariño, es nuestro incendio.



domingo, 2 de noviembre de 2014

Y así fue, se fue.

Era un idiota, de esos que te convierten en musa. De esos que te matan el corazón a base de latidos, pura ironía, contradicción, un sinsentido.
Era muy idiota, tan idiota, que creía que le quería y yo pensaba que llegaría a quererle.
Era tan sumamente idiota que se dejó enamorar por una de mis sonrisas, o eso me decía.
Entre otras cuantas cosas me dijo que era verdad, que tenía razón en eso de que era idiota, jodidamente idiota. Pero que era mi idiota, y que eso yo no podía cambiarlo.
Cayó en la redundancia de recordármelo todos los días y no sé, me cansé. Y le dije, que no, que no era mío. Que él era un pájaro libre y terminaría por irse, emigrar.
Y así fue, se fue. ¿O le eché?
Yo encontré mi refugio en una melodía barata, en un cuarto de sonrisa, en un tercio de caricias. En un risa repetida. En una pena conocida.
Libre de vacío.
Llena de ausencia.
Cayendo al abismo.
Haciéndolo de cabeza.

jueves, 23 de octubre de 2014

Forget it.

En mis oídos suena el continuo "forget it" de aquella canción cansada de sonar.
¿Pero cómo quieres que lo olvide? ¿Cómo quieres que te olvide?
Nunca pensé que echaría de menos esa interminable melodía que me regalaba tu sonrisa todos los días.
Quién me iba a decir que esto acabaría. Que me quedaría más rota, con menos cicatrices y más heridas abiertas en canal. Cómo diablos iba a suponer yo que me aliñarías el daño con sal en vez de curarme con dulces besos.
Cómo cojones iba a ponerme a pensar en el hecho de que algún día volvería a caminar sola, que no me sentiría sola sino que lo estaría. Perdida en un mundo perdido  buscando mi pérdida favorita, es decir, tú. Como si esto fuera un cuento. Como si tú fueras el malo y yo más mala aún.
Como si realmente, mañana despertara y nada de esto hubiese ocurrido. Despertar en tu vida, ver la tierra desde tu cama, volar por el cielo, por tu cielo. Ser pájaro en invierno. Emigrar a tu pecho. Convertirlo en mi lecho.
Desear haberlo hecho. Haberme dado la vuelta en aquella tarde de Abril, haberte estrechado las manos, rodeado con los brazos y decirte que...para mí no hay primavera que valga si no me coges de las caderas, me llevas hasta a ti y haces de mis días el mejor lugar para vivir.
Me muero por que estés aquí.

domingo, 12 de octubre de 2014

Hay que ver, el amor.

Yo, que siempre soy de asumir las responsabilidades, de evitar el hecho de querer eludirla, pero que no soy capaz de ser responsable en el término de amarte, Amor.
Yo, que me valgo de la redundancia cuando no encuentro el término exacto para expresar lo que quiero quererte y decirte que te quiero, Amor. 
Que me ahogo entre metáforas, entre flechas de cupido que por muy bonito que suene, siguen siendo flechas y no tiene porque siempre dar en el punto exacto. 
Yo, que intento dejarme llevar por la corriente de seguirte la corriente y también soy incapaz.
Que me ha dado por volar, y que me he llevado tu corazón en la boca para suplantar el hecho de que el mío se ha perdido.
Que lo dejé caer desde la nube más alta, y al parecer, no se ha hecho ningún rasguño. 
Que es duro, más que la piedra.
Que es fuerte, más de lo que lo soy yo.

Hay que ver, Amor.
Hay que ver, como sientas. 
Hay que ver como cambias, como revives, como matas, como aciertas.

"Y ahora sé que el día que yo me muera, me tumbaré sobre la arena y que me lleve lejos cuando suba la marea."

Últimamente solo me apetece escuchar la misma música y perderme por un par de versos inciertos, que carezcan de sentido pero que le den un poco de sentir a este corazón vacío.
Últimamente estoy en un continuo inhalar un humo invisible que me está matando, el rastrojo de quemar los recuerdos que me han acompañado.
Últimamente el caparazón pesa de más y trasportar a encima esta casa del terror me está saliendo caro.
Tan caro como querer comprar la palabra felicidad y darse cuenta de que está gusto en la palma de mis manos. De que me recorre las yemas de los dedos y me deja cicatrices, que no pueden abrirse porque están suturadas con tinta o con poesía. 
Las líneas se están borrando por la marea que me está arrasando. 
Me lleva.
Me despeja. 
Me deja demasiado lejos de la costa. 
Enterrada en agua. 
Hundida en tierra.
Ahogada en una extraña sinestesia.

No hay regreso.
No hay escusa.
No pienso.
No creo.
Me pierdo. 

sábado, 20 de septiembre de 2014

¿Qué haré cuando lleve 499 noches?

He estado haciendo cálculos.
Y he recordado que en tu espalda caben 27 sonrisas uniendo tus lunares.
Que son 2.753 besos los que aún me debes.
Que nos faltan un par de veranos juntos.
Que ya han pasado 8.640 minutos desde que te extraño. 
Que te debo 37 mordiscos en el cuello.
Que aún no me has dado esos 1.000 abrazos de despedidas. 
Que me tienes que pagar las 3 lágrimas que cayeron por mi mejilla.
Y a eso, añádele el alquiler que tienes que pagar por estar alojado en mi corazón.
Son un total de demasiadas caricias que hoy parecen perdidas...

Me he traicionado tantas veces a mí misma que ya no quedan ni esperanzas de poder salvarme.
Me he decepcionado en tantas ocasiones que ni mi mente puede recordarme.
He llorado en tan pocas ocasiones que me estoy ahogando por dentro.
He llenado tantos vasos que cada vez estoy más vacía.
He incumplido tan pocas promesas, que me estoy viendo de cara con las consecuencias.
He metido tantas veces el dedo en la llaga que ahora la herida sangra más que nunca. 
He escrito tantas cartas de despedidas que aún siguen en el cajón, sin sello, sin remitente ni destinatario, sin lugar de salida ni recogida. Incumpliendo mis normas de dejar un adiós cuando me voy.
Porque ya van dos, y yo no he sido la primera en irme. 
Y no, tampoco en dormirme. 

Cupido ha cogido la manía de disparar sus flechas hacia mis piernas, para que no pueda caminar.
Y me he quedado anclada en este laberinto con salida hacia tu pelo.
Me he paralizado en el río que desemboca en tus ojos.
He muerto en la tumba que crea tu sonrisa.
Y no me encuentro.

Tengo una pistola cargada en la mano derecha apuntando a mi cabeza, y sólo me queda una bala con la palabra "huida" grabada. 

La ausencia me está tentando a apretar el gatillo y mis manos sólo saben decir adiós sin mover ni un sólo dedo.

Tengo sobre mí un hacha colgado y yo soy mi propio verdugo.

La cuerda está tirante en mi cuello y me da miedo saltar al vacío.

Dicen que el precipicio debe tener un final, estoy temiendo llegar.

Y que curioso que cuanto más alto vuelo, más miedo le cojo a volar, caer y no saber hacer aterrizajes de emergencia sobre aquel lunar.


Son las 4 de la mañana de una madrugada cualquiera y estoy arrodillada en un rincón de la habitación.
Tras la ventana llueve sin llover y la habitación está inundada sin que haya una gota de agua.
Me he perdido mil capítulos de esta historia que ya no siento mía. 
Y sigo escribiendo.
Escribir para recordar todo lo que he hecho, no hice o debí hacer.
Escribir para recordar que todo lo que empieza acaba y que hay cosas que terminan cuando no ha empezado a funcionar.
Clic. Clac. Clic. Clac.
Son los engranajes estropeados de esta máquina que tengo en el pecho.
El dolor se va contagiado del lado derecho al izquierdo y se propaga por el resto del cuerpo en forma de melodía callada.
Y no puedo.
He ido caminando y he visto mil recuerdos por los bancos, por las calles, en el suelo y en el cielo. Cualquier objeto parece llevar una de las letras de tu nombre.
Tan sonoro.
Tan inerte.
Tan lejano.
Tan doliente.

He seguido andando para darme de costado contra el asfalto, para arrancarme los pelos por pelos con mi enemiga la inseguridad.

Estoy esperando que todos tus monstruos llamen de nuevo a mi puerta, para que se peleen con los míos y decirles "bienvenidos a casa."


Y ten cuidado, hay cosas tan rotas que pueden cortar.


martes, 16 de septiembre de 2014

Tocada y hundida.

El frío que hace sin ti es provocado por el iceberg que también está hundiendo todos mis barcos.
Nos hemos lanzando al mar y, por suerte o por desgracia, ninguno llevamos salvavidas.
Estoy ahogándome en el fondo de las penas y no consigo salir a flote porque toda mi flota se encuentra malherida.
Estoy matándome por ser de hierro.
Estoy dándome de bruces con cada arrecife en los que un día soñé bailar contigo.
Estoy siendo ahorcada con los hilos de tu voz, hasta que hacerme estallar.
Estoy cansada de añorarte mientras paseas de mi mano, y yo sólo estoy durmiendo.
He tenido mil fantasías en las que sólo aparecías tú con esa sonrisa, atrayéndome por el campo gravitatorio de tu risa.
Y es que me he convertido en la tonta de turno que sólo espera una oportunidad para lanzarse a tus brazos.
Me he vuelvo la última idiota de la cola, desterrada por tu rechazo. Cuando sólo basta una mirada para saber que odias más que amas. Cuando tengo claro que tus labios ya no quieren dormirse en mi boca. Y me vuelvo loca. 
He perdido de vista el laberinto que creaba tu pelo y no sé dónde toca perderme esta vez.
Y es que no hay palabras ni ciencia exacta que consiga explicar esto que siento cuando tú, te avalanchas hacia mi alma y algo se desgarra tan, tan dentro que me quedo sin aliento. 
Sé que sólo soy un recuerdo anclado al tablón del pasado, pero es que ser otro clavo oxidado más, me está haciendo arder hasta enloquecer.
Vivo la dolorosa rutina del querer y no poder.
Porque te quiero y no te puedo tener, no te puedo alcanzar, sólo me queda extrañar. Y, a veces, soñar.
Soy el tercer plato. La comida de antes del postre. 
Sólo soy las sobras, los restos de una abandonada historia demasiado corta, toda la miseria concentrada en una misma persona.
Sólo soy un alma más. 
Sólo soy un corazón latente a la deriva.
Sólo soy otra, otra náufraga tocada y hundida.  

Quién dice meses, dice recuerdos.

Me gustaría cerrar los ojos y volver a noviembre.
Me gustaría volver al principio donde el daño era sólo ficticio.
Volver a imaginar mil historias contigo mientras las bebo de tu boca y me doy cuenta de que no eres sólo poema, eres toda la poesía presente en cada uno de mis días.
Quiero volver a aquel octubre y desearte un buen camino mientras voy andando contigo.
Desearía regresar a diciembre y abrazarte mientras muero de frío, haciendo de ti mi mejor abrigo.
Odiaría volver a Enero y extrañarte mientras me alejo. Porque siempre he sido del tipo de personas que se va mientras te pide que te quedes.
Me gustaría volver a febrero para tener con quien odiar San Valentín mientras lo celebro comiéndote entero.
Regresaría a Marzo sólo para verte sonreír para que se aclaren mis días.
Moriría si llegase nuevamente Abril y me tuviese que despedir de ti.

Porque quién dice meses, dice recuerdos.
Quién dice recuerdos, dice pasado.
Quién dice pasado, dice que no ha olvidado.
Y quién no ha olvidado, suelta un te quiero.

Volvería, si tú no fueses tú.
Y si yo no fuese yo.
Te juro que lo haría: te besaría.  

Bum.

El tic tac del reloj
me desespera.
Las horas pasan secas
y se avecina la tormenta.

El caos por mis venas
y tu ausencia que quema.
La distancia que envenena,
mientras los kilómetros me acechan.

No hay luna 
en la ventana.
Y el sol alumbra de más,
cuando yo sólo quiero tu oscuridad.

Los besos que no nos dimos,
los que nos debemos aún por dar.
Las camas vacías
y las salitas de estar.
La ducha tan fría,
así, sin tu presencia.

Las sábanas acartonadas
por la pasión indeseada.
La música que no suena.
Las canciones que se apagan.

Tu huida reciente,
la carencia latente 
y yo tan inerte, 
esperando la muerte.

El alcohol y la sal
sobre las heridas, 
abiertas en canal.

Septiembre haciendo de las suyas, 
la culpa que es sólo mía
y yo aquí sintiéndome tan poco tuya.

Tan lejos, 
compartiendo la soledad
con el hielo.

Tan cerca
del infierno, 
y sin sentir el fuego.

Luchando para nada
en una guerra que no es la mía.
Luchar sin ganar, 
vencer para salir perdiendo.

Sonriendo sin mover la cara.
Llorando sin derramar las lágrimas.
Muriendo estando en vida.

Volviendo al retorno.
Volviendo al trono.


Adentrándome en el laberinto
sin salida.
Y, nuevamente, 
estoy perdida. 

lunes, 15 de septiembre de 2014

Quería parar por un momento la noria...

Quiero que el mundo deje de girar por unos segundos, tener un respiro y recobrar el control.
Tengo las riendas fuertemente entre mis manos y soy incapaz de seguir avanzando.
Llevo días careciendo de cualquier inspiración para cualquier cosa.
Una vez dije que era incapaz de escribir algo decente cuando me sentía vacía pero me he percatado que esa es la mejor forma para escribir, sin que sea sobre mí, sin que suene tedioso, pesado...
Cuando te sientes llena de vacío sabes tan bien tus sentimientos que no es necesario que pienses en ello, simplemente te centras en otras historias y fluyes en el folio.
Pero cuando tu mente está abarrotada de información te sientes incapaz de escribir algo decente. Ese es el problema. 
Últimamente  me autopregunto continuamente y sólo sé contestar con nuevas preguntas.
Me gustaría dormir y despertar cuando terminase septiembre.
Porque la vida se muere de sueño y no sé como despertarla.



sábado, 13 de septiembre de 2014

Dicen que cada vez que nos hacen una herida en el corazón, nuestros ojos cambian la mirada. 
Y es que yo creo que ellos son el reflejo de toda tempestad o calma que hay en nuestro interior, son el puro reflejo para ver que llevamos dentro, que está pasando por nuestra mente o qué nos gustaría que ocurriese en ese preciso momento.
Hay veces y personas que saben descifrar estos signos, y no es algo que sepa hacer todo el mundo. Porque...quien sabe resolver la incógnita de una mirada es capaz de leer hasta el alma.
Cuando te topas con una de estar personas que saben todo sobre ti en cualquier momento...se marca una diferencia y nunca vuelve a ser lo mismo porque... con ese alguien te vas a sentir un poco vulnerable pero, a la vez, vas a saber que nunca nadie podrá conocerte como lo hace él. 
Y esa conexión es algo precioso.
Quizá sólo dura un momento. Un cruce en una esquina, una avenida, un año, un segundo, o una mirada, nunca mejor dicho...
Pero se siente como algo que se cuela en tu mente, acariciando cada uno de nuestro recodos.
Definitivamente, es algo hermoso. 

jueves, 11 de septiembre de 2014

Es descubierto que no tengo miedo al amor, sólo temo amarte.
Amarte tanto que termine por odiarte.
Amarte de la mala manera en la que yo sé amar, de esa forma en la que se echa alcohol a las heridas abiertas en canal.
Y que no, que no me gustas.
No me gustan tus pecas, ni tus ojos color primavera. 
No me gusta la manera que tienes de llegar y romperme los esquemas.
No me gusta morir en la curva que crea tu sonrisa cada vez que te vuelves cuando caminas delante mía.
No me gusta tu acento, ni tu forma de inventar palabras que nadie entiende.
Ni tu humor absurdo que siempre me hace reír.
No me gusta la forma en la que se tu suben los colores cuando me ves menear las caderas.

Y que no, que no te quiero.
No te quiero cerca, ni quiero sentir tu aliento, ni quiero que pronuncies ningún te quiero. 
No quiero que vengas, me beses, y a la mañana siguiente adiós muy buenas.
No quiero seguir con nuestra historia interminable. Ni que me digas que sueñas conmigo, que dibujes corazones en los cristales empañados.

Mi reflejo se a atrevido a confesar que está cansado de escuchar cada noche mis mentiras.
De intentar ocultar las heridas.
Cansado ya de vivir en un mundo al revés.
Mi mundo, sin ti. 

miércoles, 10 de septiembre de 2014

I loved us.

Siempre he sido chica de blanco o negro, donde el gris solo sirve para nublar el cielo.
Siempre he dicho que yo nunca me arrepiento, porque el arrepentimiento es el intento fallido de eludir toda la responsabilidad que provocaron nuestros propios actos.
Siempre digo que lamentarse, sólo es una forma de dar pasos hacia atrás y como alguien me dijo una vez, eso es sólo una manera kamikaze de destrucción. 
Pero es que el amor, nos hace masoquistas, nos lanza a una autopista que no nos lleva a ninguna bella ciudad, ni siquiera a París. 
Siempre he pensado que nunca querría dar marcha atrás al tiempo para cambiar alguna decisión o girar en la dirección contraria.
Pero entonces, cuando creía que todo estaba bajo control y que yo era la que tenía el volante, me di cuenta de que el calendario había comenzado a avanzar por avanzar y no había recuerdos anotados con cruces, recuerdos contigo, mi querida cruz.
Al fin y al cabo, contigo, siempre me mantuve en una encrucijada perpetua donde lo más coherente era volver sobre mis pasos. Pero no, pero sabía que era un fallo. Y prefería callar, pararme, y esperar a que el viento me empujase bien lejos.
Lo malo, es que no fue una simple brisa, sino...un huracán.
Un huracán que me arrebató las ganas de dejarme arrastrar.
Un huracán que rompió todos mis esquemas.
He hizo que comenzara a plantearme el hecho de arrepentirme y pedirme perdón.
Perdón por haber fallado al ideal que siempre tuve de mí.
Así que hoy, me gustaría decirte, si llegas a escucharme, allá donde estés que han caído una cuantas lágrimas por mis mejillas, y que se precipitaron mis dudas por los acantilados de mis clavículas preguntándome por qué huí o por qué te dejé ir. 
Y que sí, que nos quise. Aunque siempre lo niego...nos quería, juntos.

La vida es menos puta si estás a mi lado.

No hay más vuelos desde tu pecho.
Ni aterrizajes en el sofá.
Ni asientos traseros de coches ajenos.
Ni sentimientos en vasos medio llenos de penas.

No hay más pestañas llenas de curvas.
Ni venas inyectadas en tinta.
Ni papeles vacíos de historias.
Ni poemas compuestos mientras te veía dormir.

No habrá más caricias a escondidas.
Ni besos robados.
Ni sueños rotos, porque no quedan sueños.

No quedan lugares nuestros.
Ni calles que significaban besarte.

No quedan bares con copas de menos 
y besos de más.

No quedan promesas.
No quedan días, ni horas, ni minutos que contar para verte.
No queda nada, porque nos hemos idos y ahora nos tratamos como desconocidos.

No seré más tu musa.
No seré más la reina de mi reino de hielo.
No seré más la princesa del as roto de corazones.
No seré nada.
Porque yo, cuando era, era todo. Y sin ti, todo se va. Y la nada se queda.

lunes, 8 de septiembre de 2014

He abandonado la felicidad en mitad de la autopista, y ha sido pisoteada por miles de penas en una noche de una sola estrella fugaz, es decir, yo, que me fui tan pronto como llegué.
El amor se ha evaporado para empañarme de miedos el cristal, y tu nombre aún sigue escrito en el lado derecho del pecho, donde un día decidiste grabarlo a fuego.
Perdóname, nunca quise que esto saliese así.
Pero sé que estarás mejor sin mí. 
Un beso por mejilla, y una despedida en la ventanilla que dice "perdonen las molestias."

domingo, 7 de septiembre de 2014

+

Has muerto en la dolencia contraria de querer y no poder.
Y te mientes a ti mismo diciendo que no me echas de menos, que no añoras mis besos, y que no recuerdas mis labios de madrugada acariciando tu cuello.
Te mientes cuando intentas convencerte de que tu boca no está aún colgada de mi aliento. 
Te autodestruyes quemando todas mis cartas, todas mis fotos, como si eso fuese a servir para borrar mi rastro, mi recuerdo, la marca que dejé en el lado derecho de tu cama, el carmín rojo fuego de tu camisa preferida.
Como si eso fuese suficiente para hacerte entender de que mi colonia sigue en la esquina de tu armario, que mis bragas están aún debajo de tu cama en forma de fantasma. 
Que morirías por volver a aquella madrugada en la que tu piel y la mía se rozaron por primera vez.
Que morirías porque las luces de aquel concierto volviesen a iluminar todas nuestras sombras.
Que callarías, y callas, porque te gusta escuchar como me llamas en el silencio.

Y sé que aún esperas que mi mirada ilumine tu oscuridad.
Y lo sé, porque yo estoy justo igual.
Pero eso está de más.

In the end.

Se dijeron hola y adiós, como Sabina, pero su portazo no sonó como un signo de interrogación, porque ni hubo puertas, ni había más preguntas que hacer.
Dos orgamos, uno por mejilla, y la frente alta de dos locas que se morían por comerse la boca.
Cuando sus bocas, sólo recordaban como se pronunciaba la palabra "adiós", mientras que sus ojos intentaban explicar todo lo que el pecho no podía dejar de cantar.
Los labios secos a falta de la saliva correcta, se resquebrajaban en aquella noche inusual de Septiembre, cuando el frío calaba hasta los dientes.
Amor prohibido, se deseaban, se anhelaban, se añoraban, se querían, se amaban, y en parte se odiaban, se detestaban, quería vomitar todo los recuerdos en forma de palabras. 
Pero no, sólo se dijeron "una vez más" y como si fuese la deliciosa manzana del Edén...volvieron a caer.
Una última vez. 


"Ha sido divertido, me equivocaría otra vez."

sábado, 6 de septiembre de 2014

En una tela de araña.

Por dejar atrás un pasado, que arde incluso por fuera, me estoy matando por dentro.
Por querer encerrar todas las sombras, mis días son más oscuros que nunca.
Por apagar todas las velas medio consumidas, me estoy apagando con ellas.
Por huir de todas las consecuencias, estoy cargando con una maleta de responsabilidades.
Y el pecado ha caído sobre mis hombros como si fuese un ángel caído hacia el perpetuo infierno. 
Camino por un sendero donde alguien no para de echar escombros a mis propias ruinas.
Y no hay silencio, pero no existe el ruido, sólo es un eco continuo de todo lo que fue y pudo no haber sido, o todo lo que no es y debería seguir siendo.
El calor hiela, y el hielo quema más que cualquier fuego.
Las manos, manchadas de tinta negra, no se sienten y los pies descalzos están en carne viva debido a las espinas de las rosas que habían en nuestro jardín.
Y no quiero estar aquí ni un momento más, no quiero seguir en esta dirección que sé de antemano que solo me llevará a un precipicio sin fondo. Un vacío que se incrementa con la caída.

No hay manos que echen una mano.
No hay hombros donde llorar todo lo que tus hombros no pueden cargar.
No hay nada, nada más que importe.
Nada que me diga cómo actuar. Porque mi mente está fuera de cobertura en mi propia red.

Tejer para caer.
Tejer para quedar atrapada.
Tejer para no saber cómo destejer y volver a volar.

Volar como el pájaro que sobrevuela el mar sin acercarse demasiado.
Volar como la mariposa que prefiere una sola flor.
Volar como las hojas del calendario.
Volar como vuela la imaginación, justo de esa misma manera.
Volar sin alas, volar sin levantar el vuelo...pero volar.

jueves, 4 de septiembre de 2014

El verano de las despedidas.

Poco a poco el verano va diciendo adiós, y comienza a caminar hacia la salida de emergencia. 
Y es que, si tuviera que hablar de algo, elegir una palabra sería "ausencia", porque no hay nada que se haya sentido más fuerte que este golpe en la mente que va dejando las despedidas. 
Tus idas. 
Mis idas.
Y, a veces, nuestras venidas que nunca son para siempre.

Parece ser que los candados del puente se van desprendiendo sin necesidad de llaves, y yo cada vez me siento más ahogada en ese río, porque las cadenas se van soltado y yo soy el suicida imprudente que se lanza al vacío.
He caminado por caminos de añoranza donde sólo quedan las espinas de las rosas que juntos cultivamos...
Y en mi paraíso, últimamente, siempre hace frío.
Ni siquiera allí, ahora, encuentro asilo.

Save me from the dark. 


miércoles, 3 de septiembre de 2014

3 de Septiembre.

Quiero hacerte entender 
que tus cuerdas aún duelen
como la primera vez.

Y que me siento prisionera
de otra noche en vela
que no nos lleva a ningún mar. 

He querido navegar 
por el mar de tus caricias
pero he recibido la noticia
de que tú ya no quieres más.

Y eso me ha sentado
como jarro de agua fría,
cuando la palabra nostalgia 
ha quebrado la alegría.

La alegría de quererte
como si eso no fuese suficiente
para eliminar toda la agonía,
que tus besos me dejaron entre los dientes.

Una brisa con sabor a hiel
me ha helado hasta las ganas
de saber quién, 
quién es tu nuevo huracán. 

Y es que parece
que ahora son otras las sábanas 
que te saludan cada mañana.
Cuando tú, -sonriente- como siempre
callas los buenos días y lazas una mirada
capaz de animar hasta el trébol más muerto. 
Dejando a todos sin aliento.

Aún no me hago a la idea 
de esta estúpida sensación de vacío
que me llena el cuerpo,
creando una batalla perpetua 
entre el ángel que eras tú 
y el demonio que la rabia ha hecho de mí.

Y es que, buscar rimas donde la acentuación
es tu latido ha dejado de tener sentido 
y ahora me acostumbro a soltar 
palabras calientes que cuando rozan tus labios,
se vuelven frías.

Porque te has convertido en el desierto de hielo
que reina en mis más preciosas pesadillas,
las que tengo cuando me despierto 
y sé que te fuiste de puntillas 
-sin decir adiós.-

Tu ausencia, estalla como un saludo 
de ignorancia en mi mejilla.

Y es que 
todo
absolutamente 
todo, 
se siente como un tiro: directo a la frente.

Pero te digo yo, que ninguna bala 
será capaz de dejarme aún más inerte. 
Porque creo que nada es lo suficientemente doloroso
como lo fue tu adiós. 

Tu despedida de madrugada, 
sin luna en la ventana, 
con dudas en la cama, 
y tu sed -de mí- apagada.

Todas estas noches sin ti
me han servido para aprender
a escupir todas las palabras,
sobre mi propia garganta
para que así, quedasen encerradas
y tú, nunca te quejaras de volverlas a oír. 

Creo que es una bonita forma de comenzar a herir. 





martes, 2 de septiembre de 2014

La guerra más bonita del mundo.

Lo malo del amor, es cuando se termina y va dejando heridas abiertas en canal.
Lo malo del amor, es cuando se calla, y se apaga la llama que te hacía palpitar. 
Lo malo del amor, es cuando muere, y de pronto tu corazón latente se queda callado perpetuamente.
Pero lo bueno del amor, es que aunque le de por irse, vuelve. 
Y aunque deje cicatrices, son marcas de guerra.
La guerra más bonita del mundo.

Es septiembre y tu ausencia desgarra el alma hasta el punto de sentir que no sientes más allá de unas uñas clavándose en la piel.

Es Septiembre, y como cada año, te he escrito una carta, que nunca enviaré pues carezco del valor para darte la razón y decirte que sí, que te echo de menos. Llámalo cobardía, orgullo o amor. 
Pero me daría miedo que te dieras cuenta de que, como dice Fito, tú eres el acento de la palabra corazón. Y si cierro los ojos, sólo puedo ver como los tuyos me dedican una de esas miradas que, antes, me volvían loca. 
Y ahora también, pero tú ya no me miras. Y todo ha perdido el sentido.

Parece ser, que cuando estás enamorado todo, absolutamente todo, te recuerda a él. A el amor digo. 
Y es que, me he dejado cada hueso en el ataúd que creaban tus besos, hasta darme muerte. Y ya ves cómo he salido de esto. 
Me cuesta reconocer que le he cogido miedo al amor, cuando nunca deberíamos sentir temor por algo tan hermoso. Porque lo es, es hermoso y eso no puede cambiarlo ni la persona más jodida del mundo. 
Porque la vida es puta, pero al fin y al cabo, es puta de lujo. Y nosotros somos sus clientes, y de alguna forma tenemos que pagarle, he ahí el origen de todas estas putadas que nos atormentan días y noches. 

He sacado del cajón aquella foto en la que siempre me sonríes, con tu sonrisa perfectamente torcida, casi que parece dibujada. Pero claro, ahora...ahora no hay nadie que dibuje esa sonrisa en mí. Y digo ESA sonrisa porque, contigo, todo era diferente incluso las risas ahogadas que se manifestaban en mi cara cuando tú...bueno, cuando tú eras, y eras conmigo.
Pero ahora...soy yo, y no estoy contigo.

Esto suena triste, y supongo que es como tiene que sonar porque intento transmitir que pese al tiempo, la distancia, y todas esas mierdas que condicionan nuestra forma de vivir, y por las que intentamos cargarnos todos los obstáculos que vengan por delante...pese a eso ...yo, joder, yo nunca te olvidaré. 
Y espero que lo tengas en cuenta, porque ha pasado el tiempo y mis ganas de echarte de menos no han disminuido, porque parece ser que sigo colgada de tu pelo, de ese pelo bañado por el sol en un verano que digo yo, que debería haber sido eterno. 

Y es que tú, Amor, has dejado tal huella en mí que no sé quitarte de mi ecuación. 
De esta ecuación que es la vida y en la que tú tienes el doble papel protagonista, el de incógnita y solución. 



Y tú, sigues siendo la palabra más bonita de este universo, porque por ti mueren y matan, porque por ti sienten y callan, porque por ti odian y aman, porque por ti...mucha gente aprende a vivir.
Desde aquí, justo de lugar, animo a todos a no tener miedo amar, porque al fin y al cabo estamos hablando de la guerra más bonita del mundo, donde a veces somos asesinos y otras veces asesinados.
Así que, mientras tanto, dejaros llevar para que en un futuro podáis decir: "he sido amado y he llegado a amar."






domingo, 31 de agosto de 2014

Ya pasó.

He estado leyendo a Irene X y me ha venido, de repente, la estúpida necesidad de querer correr a llamarte.
De llamar a tu puerta y contarte que nunca jamás debí dejarte escapar. Porque tú, ángel, siempre has sido luz en la oscuridad y hoy...no hay faros que alumbren mi noche, mi perpetua noche sin ti. 

Es de noche, y suena Conchita que me cuenta que ya pasó...que ya pasó todo. 
Y supongo que ese siempre ha sido el problema, que yo me moría porque todo esto pasara y ahora me muero por querer dar marcha atrás en el tiempo, en ese tiempo que se esfumó por las yemas de mis dedos. 

Ya no hay nada que hacer, pero sí, ya pasó. 
Ya se acabó, y queda dolor. 

Septiembre.

Es Septiembre, nuevamente, es Septiembre.
Has vuelto, esta vez antes de tiempo porque no me había preparado para ti y todo lo que significas. No era consciente aún de tu repentina venida y lo rápida que también será tu ida.
Has llegado, como cada año, porque para mí eres el inicio de sucesos inesperados, el inicio de mi propio calendario y después de ti me veo obligada a echar 365 días más a la bolsa de los recuerdos. 
Esta vez no sé qué hacer contigo, no sé por dónde cogerte, y es que siempre eres tan diferente que me enloqueces...

Has llegado en una hermosa madrugada donde una Luna anaranjada corona el cielo, muerta de deseo, porque has llegado y ella ha decidido, como cada Septiembre, manifestar su amor imposible por el Sol.
Porque parece ser que contigo, cariño, se pierde el cómo, el porqué, el dónde, el cuándo y el quién. 
Todo parece caer. 
Todo y todos, porque cuando llegas ni siquiera yo me encuentro entre tus líneas.
Estoy perdida. 

Hoy reinaría el orden en el caos, pero es Septiembre. Y no hay nada más allá del eco de su voz.
Es Septiembre y todo el mundo lo sabe, pero pocos son los que se atreven a escribirte, a contemplarte, a hablarte durante esta noche. 
Amanecía el día entre sabores nostálgicos y con la palabra Saudade cosida a la punta de la lengua, se leía en las retinas los miles de recuerdos que despiertas tú en la cuenca de los ojos. 
Tú que me haces beber de tus lacrimales y querer dormir en la comisura de tus labios, para acabar sintiendo que me quedo a vivir en el cielo de tu boca. 

Y es que no ha habido año, desde aquella vez, que tú no hayas significado un cambio. 

Entonces, me paro a tus puertas y al revolver la misma esquina de siempre, la realidad me golpea oliendo a algodón de azúcar. 
De pronto, cuando abro los ojos, toda la oscuridad parece desaparecer durante la milésima de segundo que dura tu presencia y los colores estallan como fuegos artificiales en el cielo pareciendo que son estrellas que caen al suelo en forma de un pasado no pisado, siendo flechas que calan hasta el alma.

Y sabe a café, a café demasiado amargo.
Y huele a incienso, incienso demasiado intenso. 
Y se siente como si doliese, doliese demasiado fuerte...

Una oleada de momentos llegan con tu aliento y deciden pasar el resto de las vacaciones en el hueco que más hiere, el del lado izquierdo del pecho.
O eso es lo que dicen los que han naufragado en el silencio que sólo saben crear tus dedos.
Hoy deberías reinar el orden en el caos, o al revés, pero es Septiembre. 
Y no, aún no me acostumbro a verte.

Entonces, resuenan los primeros pasos, los primeros sabores que se cuelan entre mis dientes, las primeras sensaciones que me acarician el vientre y me hacen cosquillas entre costilla y costilla. 
Y, de repente, quiero huir...pero es Septiembre y sólo me atrevo a seguir queriéndote. 

Cojamos como cada año ese tren y que de comienzo la función. Pasen y sigan el cauce.
El cauce que comienza con vivirte y termina en ahnelarte. 
El cauce que va a parar a un mar, a un mar de naúfragos, naúfragos gigantes. 

Un recuerdo más.

Hoy he vuelto a recorrer kilómetros de nostalgia...
Y me he dado cuenta de que lo de "querer es poder", es sólo un mito, porque hay veces que se quiere tanto que no se puede. Que no se puede aguantar, digo.
Hoy he sentido desquebrajarse hasta el último recodo de mi corazón y se ha roto en trozos tan pequeños que no soy capaz de volver a formar el puzzle, no sin que alguien me eche una mano. Y el problema es, que las manos no saben atravesar paredes y mucho menos si éstas son de hierro, pues lo mismo pasa con esta coraza que me protege.
He querido salir a caminar hasta perderme y volver a encontrarme en aquella mirada color primavera donde me caí aquella noche de abril. Aquella jodida noche. 
Y es que quizá, sea cierto que la brisa trae las respuestas a todas las preguntas, pero en este desierto helado solo hace frío.
Es tan difícil tener el corazón lleno y la mente despierta para poder escribirte, que me dado por vencida. Y he tirado la toalla con la que sequé todas mis lágrimas hasta que no quedó ninguna.
Hoy he estado viajando al pasado hasta darme cuenta de que no estoy hecha  para convivir con tu ausencia. Y he dado un paseo por el presente para recordar que no me acostumbro a perderte.
Y que soy solo el rastro perdido, un fantasma, un reflejo, un espectro de todo lo que en vida fui. Antes de que tú, amado, acabases conmigo, con aquellos abrazos que eran mis amigos y que hoy, solo se encuentran envasados al vacío. Donde nadie, joder, nadie nunca decide ir a buscarlos, porque dicen que cuando sabes el lugar de algo, lo pasas por alto. Y nunca, joder, nunca nadie logra encontrarlos.

Hoy, mi mente está ardiente de ganas de volver a ese pasado que quema por dentro.

Pero quizá, mañana, entre  la escarcha helada todo esto se esfume, y al final, me quede, nuevamente con las ganas, las ganas de querer que todo esto fuese la realidad irreal que asalta mi habitación de madrugada.
Las ganas de querer que todo esto no fuese solo seguir el cauce de un río que al final irá a parar al mar.
Las ganas de que toda esta soledad, concentrada en una taza de café, decida marcharse por donde vino volando o a píe. Pero que se marche.

Y es que ojalá, ojalá, hoy pudiese darle marcha atrás al calendario o comenzar a romper hoja por hoja todos los meses, para intentar engañar al tiempo. 
Y que el plan, no se quedase sólo en un recuerdo. 
En un recuerdo más...




viernes, 29 de agosto de 2014

Cuando...

Que mal se me han dado siempre las despedidas,
cuando tú eres el sujeto al que va dedicado mi adiós.

Cuando me hago idea de que sólo es una ida, 
sin regreso, con ascenso y sin caída.

Cuando espero en el andén, 
sin saber si coger un tren 
que me deje cerca de tu herida.

Cuando despedir significa decir hasta algo
sin saber hasta cuando
y quedando tan perdida.

Que mal se me han dado siempre las despedidas,
cuando somos protagonistas 
de una historia mal escrita. 

Cuando el guión está marcado en código morse
y no puedo reproducirlo sobre tus labios. 

Cuando no está claro 
si los puntos son seguidos, suspendidos o a parte.

Que mal me sabe decir adiós, 
cuando miro tus ojos y no sé como tomarte. 
Porque a sorbos cortos, ya no vale.

Y decirte que te echo de menos, es en balde.