martes, 29 de julio de 2014

Nos hemos dicho...

Nos hemos dicho adiós
con el bolsillo lleno de deudas
y el aire impregnando en dudas
con un leve sabor a fresas.

Nos hemos dicho adiós
con las manos llenas de apuestas
y el cuello rodeado con una soga
de promesas medio rotas.

Nos hemos dicho adiós
pero nos debemos el echarnos de más
y los polvos a medio tirar.

Nos hemos dicho adiós,
pero ambos sabemos que es un hasta luego.

lunes, 28 de julio de 2014

El amor se resiste.

Entre Fito y Fitipaldis
se pasa la noche,
y vuelve todo este desastre
con una cicatriz por bandera.
Otra vez en vela.

La vela se ha apagado,
estaba al borde de la consumición
y los besos hoy se han ido
porque estaban tristes.
El amor se resiste.

El corazón hecho trozos,
con la pena latente
de sentirse tan silente.

Entre versos ingenuos
pasiones desgastadas
y puñaladas desacompasadas.
El alma se despide,
porque el amor se resiste.

Por más que lo intento,
no me quedan más versos para ti.
Se acabaron nuestras rimas,
porque hoy me esquivas.

viernes, 25 de julio de 2014

Pero.

Yo nunca quise un te quiero cada noche antes de dormir.
No quería escuchar un te amo de tus labios.
No sabía sentir lo que tú sentías.
Y todo el caos interior nos llevó a pactar estúpidas promesas que nunca pudimos cumplir.
Ha pasado un año, y un año es demasiado tiempo.
Demasiado tiempo que se nos ha escapado. Ya no hay nada qué hacer, pero te extraño.

miércoles, 23 de julio de 2014

Día hevueltoaperderlacuenta sin ti.

Llevo puesto ese pijama que tanto te gustaba. Ya sabes, del que veías una foto y me decías "quiero arrancártelo a mordiscos"
El problema es que sigue intacto en mi piel, así, sin marcas de guerra y mucho menos de tus colmillos.

lunes, 21 de julio de 2014

Él.

Hoy me atrevo a hablar de él.
Él es ese tipo de persona, que sea el momento que sea, te hace sentir especial. 
Especialmente bien, digo. 
Me miraba y me decía "vamos", yo le preguntaba que adónde y su respuesta siempre era "a cualquier lugar, pero juntos."
Y es que, joder, es cierto. Os aseguro que si tuviera que viajar lo haría conduciendo por cada una de sus curvas, navegando por el mar de sus dudas o volando por el cielo de su boca. 
Con él, era imposible no reír porque si me veía más seria de la cuenta, intentaba asesinarme a cosquillas para terminar matándome con un beso, así, con los labios impregnados de un te quiero.  
Había veces, que yo sentía que mi cuerpo era un frasco demasiado pequeño para guardar tanto amor, y quería huir...por temor a la autodestrucción.
Pero él, cuando me veía atemorizada y con los ojos cerrados, besaba mis párpados, me apretaba las manos y me decía "estoy aquí, pequeña, y que le den al miedo."
Entonces, mis piernas, temblorosas, se aferran un poco más al mundo, a mi mundo, es decir a él. 
Su boca, joder, su boca era el chantaje perfecto para hacer que me quedara. Y aún lo hago.
Le conocí en verano, pero fue mi amor de invierno por eso de que, a veces, el invierno se hace eterno y yo, tenía un amor eterno entre los brazos que multiplicaba mi existencia hasta hacerla también eterna.
Y os juro, que toda la primavera parecía estar concentrada en sus ojos aunque eran color otoño.
No sé si se logra entender lo que intento decir pero es que yo le quiero durante las cinco estaciones del año,y digo cinco porque la quinta, es su pecho, donde yo voy a parar cada noche. 
Los lunares de su piel, son las estrellas de mi universo. Así que, imaginad, la de madrugadas en vela que he pasado tejiendo constelaciones por su cuerpo, con hilos de ternura. 
Él estaba roto, tan roto como un espejo de esos que se dejan caer y al torpe o la torpe le caen 7 años de mala suerte, y yo amo cada uno de esos pedacitos desperdigados por el suelo. De manera que me gustaba abrazarle, mirar nuestro reflejo por partes y que nos pillaran los del otro mundo así, con las manos en la masa. 
Un día me dijo que yo había conseguido unir sus trozos con la miel de mis labios pero que quedan cicatrices o cicatristes, como él acostumbra a llamarlas. 
Entonces, desde aquel preciso momento decidí que quería dedicar el resto de mi vida con él a besarle cada una de aquellas feas marcas que deformaban el punto vital, vamos, lo que viene siendo su corazón. 
Y es que, hasta la Luna envidia su sonrisa porque ella es amante del Sol y él siempre brilla un poco menos cuando está presente. 
Cuando yo sufría de insomnio, en lugar de contar ovejas, contaba sus pecas. Hasta que me quedaba dormida sonriendo. 
Sospecho, que nunca nadie ha entendido nuestra historia por eso de que está escrita en código bi-amario. 
No sé si os habréis percatado de que altero el tiempo actual con lo que sería nuestro pretérito perfecto.
Pero eso, sí tiene su explicación. 
Y es que él es pasado cuando me despierto. 
Y presente cuando duermo. 
Porque él, sólo es real en mis sueños y aún así... le quiero. Joder, le quiero.


Podéis escuchar este texto en mi voz aquí: http://youtu.be/G0nA7BwM5bE




sábado, 19 de julio de 2014

Te he olvidado y me vuelto a enamorar.
El único problema es que ha vuelto a ser de ti.

Arma de doble filo en las manos equivocadas.

He visto una foto tuya. 
No sé cómo, por qué, ni dónde, ni quién me la enseñó, no recuerdo nada. Pero era tu cara. 
Me he acordado de tus te quieros. 
Y me he preguntado como unas palabras tan bonitas podían hacerme tanto daño.
Porque el amor, es un arma de doble filo cuando uno de los dos asesinos no ama. 
Y yo no amaba. 

Día 30 con tu ausencia.
Me he dado cuenta de que ya no consigo todo lo que quiero porque me propuse enamorarme de ti y no lo conseguí.

Día 29 sin ti. 
He olvidado como es el sonido de tu voz, y no, no me siento mejor. 
El olvido me sienta como un guantazo, así, en toda la cara y a mano bien abierta. 
Hago énfasis en eso porque ya no tengo a nadie que camine agarrado de mi mano, así como lo hacías tú. 
Te sigo diciendo adiós. 

miércoles, 16 de julio de 2014

Día "heperdidolacuenta" sin ti. 
Tu ausencia sigue latente en mi corazón silente. 
Pero deja de hacerte el listo, que yo ya te he olvidado. 

You know nothing.

¿Qué es el amor? Le pregunté a una persona enamorada. 
Entre tantas cosas me dijo que el amor te hacía sentir vivo. 
Y yo comprendí que el amor es como el dolor, otro método de autodestrucción constructiva. 
No sé si me explico.
También me intentó explicar que el amor no es cuestión de letras, sino de matemáticas. 
Que me dijo que era 1+1=1, por eso de que existía un nosotros.  
Y yo pasando la vida haciendo absurdas ecuaciones cuando la respuesta estaba en un estúpido pronombre.

Soy chica de dudas, siempre cabe el momento para decirlo.
Y resulta que siempre me hago la misma pregunta.
Dicen, que preguntamos lo que desconocemos o lo que conocemos tan bien que necesitamos la opinión de otra persona. He buscado todas las perspectiva de una esfera continua, y como entenderéis no encuentro muy bien el fin de la cuestión. 

Le he preguntado a una persona enamorada, o eso dice ella y quién soy yo para juzgar a un corazón latente, ante el mío tan silente. 
Y al final, he llegado a la conclusión de que no existe un concepto universal de amor y que es demasiado difícil encontrar a alguien que comparta tu definición, en eso consiste. 
El amor es un diccionario de sensaciones, y si buscáis en la misma página quizá se encontréis en un beso. O yo qué sé. 
Lo que os intento explicar es lo poco que intento tener nítido. 
Quizá no se trata de eso, y quizá también tienen razón en lo de que soy chica de extremos cuando yo sigo pensando que soy tan gris...
Quizá simplemente el amor no es todo lo que yo creo que es, y no es tan fuerte. 
Porque para mí, el amor estaba escrito en código bi-amario. 
Cuando alguien habla de amor, yo pienso en locura. Porque imagino el amor como la puta locura de sentir que es la única forma de recobrar la cordura.
Y me he dado cuenta, que quizá enamorarse no es eso que yo creía de morir por otra persona. 
También creo que sé, que cuando te enamoras, sólo tú eres el que lo hace. Porque el amor es cosa de dos, pero enamorarse es cosa de uno. Por eso hay gente que se enamora de sí mismo, y así se convierten en el amor de su propia vida. 

Me he dado cuenta de que no sé nada.
Pero:"Sólo sé que no sé nada y, al saber que no sé nada, algo sé: porque sé que no sé nada."


Hoy tuve una cita.

Hoy tuve una cita, con un amigo lejano llamado Pasado.
Hoy necesitaba estar sola y deambular por las calles para encontrarme con algo a lo que llaman "recuerdo."
Y lo hice, navegué entre un mar de sensaciones pasadas, olvidadas y revividas tantas veces...

Hoy me he dado cuenta de muchas cosas.
Mientras caminaba he visto tantos momentos en tantos rincones que siento que nunca podré volver a hacer mías esas calles.
He visto besos.
He oído gritos.
He escuchado palabras.
He observado negaciones y afirmaciones.
He deletreado susurros.
Y he notado sueños.
Y caricias.
Y te quieros dichos y a medio decir.

Me he topado con 3 primeros besos.
Y también con 2 despedidas.

Me he topado con ingenuidad y con un cóctel de la más segura inseguridad.

Hoy, mientras caminaba también me he rozado con las letras de su nombre.
Y si te hablo de él es porque no logro entender nada.
No sé cómo he podido olvidar el sonido de su voz. Juro que no logro recordarlo.
Supongo que cuando nos fuimos, en el olvido era en lo que menos pensábamos.

Hoy, no me he sentido para nada sola. Porque he llevado todos los trocitos de momentos en las manos.
Y he estado buscando, debajo de las rocas, la sensibilidad que me llevó a pensar en que el viento me llevaría lejos, tan lejos, que nadie lograría encontrarme.

Supongo, que no estoy siendo muy clara en esta madrugada. Cabe decir que tampoco pretendía serlo.
Pero necesitaba escribir porque hacía mucho tiempo que no tenía una cita. Tan citada, digo.

También me he chocado con todas las razones que me hicieron hacer la maleta, y dejar atrás aquellas medias que tú no supiste romper.
No, realmente no esperaba que lo hicieras, de hecho terminé por romperlas yo.

Sabes, dicen que el mundo es un pañuelo, pero yo no te he vuelto a ver y me pica la curiosidad por saber qué cara pondré al mirarte.
Me pregunto como nos sentará la indiferencia. Porque a mí me han dicho que estás mejor que nunca, así sin mí.
Y no es que no me alegre, es que lo deseaba tanto que al final dejó de importarme.

Esta prosa aburrida siempre termina con tus celos. Y no tengo ganas de volver a hablarte. Pero hoy era día de pasado.
De heridas del pasado, no sé si me explico. Aunque yo fuese el arma letal.

Siguiendo el orden del caos...
También he pisado hoy una carta, con remitente conocidamente desconocido. Y ese personaje me relataba como un agujero negro estaba absorbiendo toda la materia del amor, donde no era chico de sobresaliente.
Que curioso. Que yo hablaba de tormentas y huracanes y también me identificaron con ello.

Y me callo, y os dejo foto de sucesos.

No me tengáis mucho en cuenta, que las madrugadas son para contar todo aquello que esperas que nadie lea a la primera.
Que no, que no es miedo y no hay ningún tipo de doble sentido.
Hoy todo lo que quería decir, lo debería haber dicho en pretérito.

martes, 15 de julio de 2014

Me sigue gustando como hieres, y como dejas de querer.

Te juro que hasta el Retiro
ha notado tu ausencia, 
y que doy pasos con cautela
por si me corto con uno de los pedazos 
de tu corazón tan roto,
así como el mío.

Tan roto,
tan
sumamente
roto 
que 
ni 
los 
besos
los 
juntan.

Cuando  no te conocí, 
y te vi caminando por Madrid
solo pensé en que te quería como mi vela
¡y viento en popa!

Menuda loca, creyendo que serías barco y viento. 
Nos hundimos así, a pelo. 
Sin salvavidas y con todas las penas. 

El alcohol de tus labios abría mis heridas 
cuando aclamaba tu nombre y la realidad golpeaba, 
no sé si me explico. 
Sabes eso de que extraño tus besos
o tus versos, que dañan de la misma forma.
Claro que lo sabes. Hieres.

Y supongo, que es cierto lo que dice Sabina,
que el amor cuando mata nunca muere,
pero te digo yo que duele.
Y aquí sigo, con tu espina 
en una lucha continua entre la razón y el corazón.
Duele.

Y me pregunto, si en algún momento has pensando en mí, con ella.
Porque yo no dejo de pensar en ti, con quién sea. 

lunes, 14 de julio de 2014

A traición.

Llega el verano, con ella el calor y la gente se tira a la piscina.

Sospecho que esta es una metáfora perfecta para explicarte, a ti, que estás leyendo, que yo no piso la piscina en todo el verano. Ni en todo el año.
Porque si no lo hago es por miedo. Tanto miedo que descarto la idea por imposible.
Cuando estoy en el borde, después de andar todo un camino, decido no lanzarme. Por si me ahogo, por si las moscas.
Porque tengo tanto miedo, que duele. Duele tanto, que ya no duele. Y al final me ahogo en una piscina vacía.
Sospecho, que quizá lo que me falta es un empujón a traición, porque así aprendí a nadar como puedo. Gracias a un empujón por la espalda.
Y sospecho, que también me falta un salvavidas. Y quizá, mi salvavidas puedas ser tú para cuando esté hundida, hacerme salir a flote. También por la espalda y a traición.



Así que date cuenta, allí donde estés, como seas y cuando seas y vengas: que me faltas tú para tirarme a la piscina. 

Podríamos ser musa y verso.

Yo podría ser la ninfa que te inspire cada noche, aunque no sé muy bien cual sería.
Yo podría ser la chica a la que mires y creas estar viendo poesía, aunque no sé bien qué diría. 
Yo podría ser la sonrisa que te anima a sonreír, y las pestañas que sirvan de cortina a tu desnudez. 
Yo podría ser tu lienzo para que tus manos dibujen lo que sientes.
Yo podría ser tu papel para que tus dedos cuenten tus historias.
Yo podría ser el bálsamo que cure todas tus cicatrices, y sellarlas con mis besos. 
Yo podría ser con la persona que quieras soñar cada noche, incluso cuando duermes conmigo. 
Y podría ser a la que busques entre la sábanas, cuando mi recuerdo abandona tu cama al despertar.
Yo podría ser todas las curvas en las que te gustaría tener un accidente. 
Yo podría ser a la que anheles. 
Podría ser tanto, que temo ser nada.
Y que la nada, aunque sea nada, se vaya antes de tiempo. 

Te lo dije.

Te dije que no te enamoraras de mí, porque yo no iba a hacerlo.
Te dije que no buscaras amor en mí, porque no sé qué es eso.
Te dije mil cosas bajo el cielo infinito mientras recitaba a Neruda y todas y cada una de ellas eran verdades.
Deberías haberme creído, porque te dije que no te aferraras a mí y no me tomaste en serio.
Te dije que te haría daño. Te advertí de que explotaría y me llevaría a todos por delante. 
Quedándome rota en pedazos, pero que me volvería a coser porque soy costurera especialista de heridas propias abierta en canal, y te lo dije.
Te pedí que te alejaras, porque podría hacerte añicos. Dejarte en coma.
Te lo dije porque no quería hundir tu flota. 
Y hoy pareces anestesiado. 

Lo malo del Todo es que su segundo nombre es Nada.

Camino rota en el silencio de las calles, aunque no hay ningún silencio. 
La gente grita, y yo solo me quedo perdida en cada uno de los bancos en los que nos sentamos.
La avenida de vuelta a casa tiene tantos recuerdos como besos. 
Y es que nos besamos tantas veces, que nos desgastamos los labios.
Yo te versé demasiado, tanto que cada uno de las hojas de mi libreta hablaban de tu ausencia, y de tus caricias en mi espalda.
Yo que recordaba cada una de tus pecas y me sabía el mapa que hacían tus lunares cuando yo los transformaba en constelaciones con mis dedos. Yo, tanto yo, porque hoy estoy jodidamente sola sin ti.
Y me pregunto, si tú me recuerdas cada vez que pasas por nuestras calles. Digo nuestras porque las conquistamos con cada uno de nuestros latidos.
Y me pregunto, si tú me ves en cada sitio donde te dije te quiero, porque solo lo hacía cuando el alma me lo rogaba. Como decías, soy dura de roer.
Sabes, a veces, cuando voy dando pasos sin pensar en la dirección, escucho tu voz diciendo que yo era de otro mundo y que no sabías como podías estar enamorado de alguien así.
Pero sigo andando, y me quedo con cada una de aquellas frases que sonaban tan tuyas. Tan sumamente tuyas que mi mente intenta olvidarlas. Pero ambos sabemos que no quiere olvidarte. Porque lo sabes, ¿no?
Deberías saber que cada una de las margaritas que deshojo llevan tu nombre y no pregunto si me quieres o dejas de hacerlo, sino si me piensas o ya se ha esfumado de tu memoria todo lo que vivimos.
Supongo, que intento dibujar en cada uno de los pétalos caídos una fuerte sonrisa para ver si así me da el valor para transformarla en mi rostro. Porque desde que te fuiste mi sonrisa no ha vuelto a ser la misma.
No te culpo, aunque tengas la culpa de ser tan especial. 
Supongo que me gustaba creer conocerte y tragarme cada una de tus palabras, no sin antes saborearlas. 
Hasta que perdieron el sabor.
Yo quería todo, ¿sabes, no?
Quería todo a tu lado, todo lo que tú pudieras darme y dártelo todo.
Todo con mis caricias y mis abrazos.
Con mis besos y mis versos.
Con mis cartas y mis te quieros.
Con mis noches y mis días. 
Mis lunas y mis soles.
Mis ángeles y mis demonios.
Quería cedértelo todo. Todo.
Pero lo malo del Todo es que por segundo nombre lleva Nada. 
Y hoy soy nada sin ti.
Sad but true. 



Y hoy, te pido que te largues. 
Te ruego que me dejes.
Te pido que te vayas.
Pero por favor, vuelve

Niebla.

Llega la noche y con ella los recuerdos te rodean hasta perder la poca calma que queda en aquellas cuatro paredes.
Esas cuatro paredes que tantas cosas han vivido y tantos testimonios han escrito cuando tu alma no podía soportarlo ni un minuto más.
Esta habitación tan llena, tan vacía, tan limpia, tan ordenada para intentar poner orden al caos interno que se avecina.
Van pasando los minutos...
Y como si de un súbito ataque se tratara vuelve ese picor en la nariz, esa sequedad en la garganta que sientes que arde y te mata.
Te consumes, te derrites pese al hielo que rodea toda tu fortaleza. Inquebrantablemente rota.
Te muerdes el labio mientras en tu mente se escucha el grito de "esta noche no, otra vez no."
Y lo intentas, con toda tu alma no quieres romper con todo otra vez más.
Pero no puedes, no puedes porque la vida cuanto más vacía pesa más.
Y cae la primera lágrima. Y la segunda, y otra que le sigue y te preguntas por qué ni siquiera el agua de tus ojos consigue apagar tu propio infierno.
Y siguen cayendo, hasta que te rompes, rompes a llorar como si tu alma se separara de tu cuerpo en ese preciso instante.
Te miras al espejo y solo ves un vago reflejo de lo que quieres ser y no eres.
Te miras al espejo y solo ves una ilusión hecha añicos.
Miras el vaso, tan vacío, y te ahogas en él.
Miras la cama, tan vacía, y te intentas refugiar en ella. Sin consuelo y sin amparo.
Miras la ventana, y la ves.
Ves a Luna, coronando el cielo con todo su esplendor. Tan sola, tan sumamente sola.
Pero tus lágrimas no te permiten ver más allá de una cortina de agua salada. Ni siquiera puedes contemplar la poca belleza que queda en tu vida.
Y así, sigues llorando.
Con una niebla interior que confunde todas y cada una de tus realidades.
Dándote cuenta, que desde tus ojos, todo se ve más nublado.



jueves, 10 de julio de 2014

Tergiversación.

Ella nunca le dijo te quiero. Pero él se creó un cuento.
Él imaginaba un futuro a su lado. Paseos por el Retiro.
Caricias compasadas.
Manos agarradas.
Sentimientos acorralados entre la espalda y la pared.

Demasiado tergiversar para una historia tan corta.
Se desprendió la piel y sólo quedó el papel.

Ese no soy yo.

Lloras por dentro y te acercas caminando entre caricias tan lejanas como la Luna que corona nuestras noches.
Y yo te pregunto quién te está amueblado el corazón.
Y tú callas, pero yo sé una respuesta que me basta; ese no soy yo.
Sigues caminando. No lo haces hacia mis brazos. Y te vas.
¿Dónde estás? -rompo el silencio.

Y Rulo me hace darme cuenta de que tienes un nuevo vicio y de que te él te ha salvado de mis precipicios.

No hay consuelos.

A día 10 de Julio de 2014.

Sé bien lo que quiero y tú: entras en mis planes. 

martes, 8 de julio de 2014

Y así fue...

Cada una de las torres de la ciudad podían contemplarse desde aquel lugar apartado del mundo. 
Y estaba él, con ella.
Y estaba ella, con él.

El cielo se teñía de un naranja rosado mientras las horas transcurrían a su lado.
Y cuando ella miraba hacía delante el aprovechaba para observar cada una de las arrugas de su ceño fruncido y bajaba hasta su nariz...hasta que se perdía en sus labios.
Entonces sentía como se aproximaban, y sus respiraciones sonaban a quemarropa, hasta que se fundían en un beso con la suavidad propia del algodón. Y la acariciaba, la mordía, besaba sus clavículas, sus costillas, sintiendo sus huecos, sus curvas, saboreando sus comisuras...

Pero de repente, su pensamientos se dispersaban con una mirada fija. 
-¿En qué piensas?-dijo ella.
+En como parece que las torres acarician el cielo-respondió él. 
Ella sonrió. Y él devolvió la sonrisa.

Y así fue como el beso se quedó guardado en el cielo de su boca, silenciado. 

Puedo hablar...

¿Qué puedo decir que el mundo no sepa si ella gritaba con los ojos?

Puedo hablar de su risa, esa maldita risa que invitaba a reír, a gritar y a comerse cada uno de los gestos de su cara.
Puedo hablar de sus pecas, que eran las estrellas de mi propio universo, hablo de su voz.
Puedo hablar de sus ojos color café, razón de mi insomnio. 
O de sus clavículas, que era mi puente a la locura de su boca.
Joder, esa boca, esa boca rosada con olor a hierbabuena.
Y su sonrisa que alumbraba más que la luz de la Luna. 
También puedo contaros como sus pupilas reflejaban los colores del arcoiris, en blanco y negro.
Era especial, jodidamente especial, pero eso todo el mundo lo sabe.
Porque ella era la que pisaba fuerte por cada una de las calles de Madrid.
Porque ella era la que ponía el alma en cada verso, y cada beso.
Y dejaba la huella de su carmín rojo en el lado izquierdo del pecho, junto al corazón.
Ella era como el trocito de oxígeno que me faltaba al anhelarla. 
Era como el primer brote de la primavera. 
Y el invierno se precipitaba cuando ella se alejaba.
Puedo hablar de su espalda y las constelaciones formadas por la unión de sus lunares.
O el antojo que tiene en la parte baja de ella donde yo, al igual que Melendi, pierdo la memoria.
Puedo hablar de su cuello. 
Puedo hablar de sus ojeras, que para mí eran las más hermosas del mundo.
Y de sus lágrimas, que eran el perfecto dulce salado.
Puedo contaros como fue mi vida a su lado, como fue cogerla de la mano. 
Joder, que malo fue despertar y que no estuviera a mi vera. Y darme cuenta de que soñar con ella, había merecido la pena.

¿Dónde estás, pequeña? 


Hoy he vuelto...

Hoy he vuelto a caminar por donde la última vez.
Todo ha cambiado desde entonces y no ha transcurrido tanto tiempo desde aquel día.
Esta vez no estaba estrellado.
Esta vez no sonaban de fondo las ranas, rompiendo el silencio de la madrugada.
Esta vez la Luna no era testigo de nada.
Y el frío no invitaba a que me abrazara con ningún otro cuerpo.
Ni siquiera era de noche. 
Quizá no te habría recordado ni me habría dado cuenta de que inconscientemente había tomado ese camino si no hubiese sonado esa canción... nuestra canción. 
A veces, maldigo el día que hicimos nuestra tan hermosa melodía.
Mis pasos sin freno iban al compás de una música demasiado lenta para mis latidos descompasados. 
Y fue entonces cuando sentí que la sombra de mis pies se unía a otra sombra que yo creía que era la tuya.
Pero no, dejé de mirar al suelo y delante no estaban tus pies. Ni delante, ni detrás, ni en ningún sitio. Porque ya no estás aquí.
Me pregunto si tú sabías la verdad, lo que significó recorrer aquel camino en aquella noche estrellada. 
Me pregunto si tú sabías por qué cedí a tu beso frente al molino. 
Me pregunto si tú sabías por qué volví a hacer de tus brazos mi asilo.
Me pregunto si tú sabías la verdad que callaban mis ojos en aquella oscuridad. 
Me pregunto si tú te diste cuenta de tantas cosas como me di cuenta yo.
Porque mis sentidos me advirtieron que aquella sería la última vez que caminase cogida de tu brazo. Aferrada de esa forma, compacta, como si ese hueco debajo de tu hombro estuviese hecho a mi medida. 
Yo sí me percaté de todo lo que los astros querían contarnos, y que nosotros estábamos demasiados ocupados bebiendo de nuestros ojos. Al borde del coma etílico. 
Sé que no vas a leerme. O quizá lo hagas. 
Y quiero que sepas que al día siguiente me desperté, y la realidad se avecinaba inexorablemente hacia mis rostro, dándome de bruces y con los ojos abiertos. 
No me malinterpretes, no te buscaba en la sombra que creí imaginar porque te echara de menos. Sólo que no he vuelto a mirarte después del último adiós. 
Y quiero saber si me odias. 
O cuánto me detestas. 
O si de verdad fue un golpe.
O si aún sigues diciendo que me quieres.
O si mientes. 
O si callas y sientes. 
No, no me malinterpretes, prefiero seguir sin verte.
Sólo quiero decirte que al despertarme me di cuenta de que aquella fue la primera vez de nuestra lista al revés.
Y decirte que hoy he vuelto a andar por aquel camino, testigo de la última vez que fuimos algo. 
Y no, no te he echado de menos. 


martes, 1 de julio de 2014

Miles de artes.

¿Recuerdas el arte de las palabras?
El arte de besarte.
Acariciarte.
Follarte.
Tocarte.
Anhelarte.
Soñarte.
Abrazarte.
Desearte.
Fumarte.
Detestarte.
Odiarte.
Pensarte.
Vomitarte.
Extrañarte.
Matarte.
Resucitarte.
Miles de artes.
Pero no, no el arte de quererte.

Claro..sí.

Querida:
¿Cómo va todo? Aquí todo sigue igual, ya sabes, un muermo. Sí, sé lo que te estarás preguntando y la respuesta es no. No he cambiado la bombilla de la habitación por esa verde que tanto te gusta. No me malinterpretes, no es por ti, es que me trae demasiados recuerdos y no quiero pasarme la vida mirando a la falsa esperanza a la cara.
Esta mañana me he comido una manzana, no, no te preocupes, no era la prohibida. O eso creo, al menos ninguna absurda serpiente me amenazó con castigarme por un suculento bocado.
Te echo de menos...demasiado tiempo sin saber de ti.
Esto apesta, ¿sabes? apesta demasiado y yo quiero irme pero ya sabes lo cobarde que soy para estas cosas.
Sí, en efecto, hace poco tomé una decisión. No, no te equivocas, era sobre ese tormento que me perseguía a todas horas.
No, te juro que esta vez Sabina no sonaba de fondo, bueno, puede que sí pero no fue por su influencia. ¿No te acuerdas del tiempo que llevaba queriendo tomar ese camino?
Bueno, pero esa es otra historia...
Ya hablaremos, sí, debo irme, como siempre o casi siempre...
Por cierto, te envío la bombilla verde, tú le darás más uso que yo.
Un abrazo, cariño.
See you soon.
Pd; Gracias por todo, Yo del Futuro.
Eran las 4 de la mañana, las 4 no las 3 ni las 2, sino las 4 y ella volvía a estar apoyada en el marco de la ventana, como cada madrugada de ese solitario y perpetuo invierno, sólo que esta vez era verano.
Miraba distraída desde un quinto piso en una retirada calle de Madrid, observaba las estrellas e intentaba adivinar que había tras de ellas. Pero aquella catarata ocultaba sus pensamientos.
No, no llovía.
No, no lloraba,
Quizá si os digo "La Chica de los Ojos Tristes", lo entenderíais todo.