viernes, 6 de noviembre de 2015

Y el pasado...

El tic tac se descontrola dentro de mi pecho después de haber intentando habituarme al sonido de nuestro reloj que se cansó de sonar.
Siempre hablo de relojes y de abriles cuando tengo que escribir tu nombre, pero es que el café a medianoche sigue pareciendo estar acompañado de tu risa al otro lado del teléfono. Y eso, joder, duele. 

A veces creo que lo que escribo no tiene sentido o suena demasiado repetitivo como para darle importancia. Pero desde que te fuiste, me fui o nos fuimos, mi mente no para de pensar en aquel último anochecer que compartimos juntos. De aquella inoportuna y última vez que me aferré a tus brazos esperando que no lo hicieras, que no te fueras. Mi cuerpo lo hizo por inercia, esperando retenerte unos minutos más a mi lado, queriendo que el tiempo fuese al tiempo y tú pensaras con claridad. 

Mi mente te focalizó entre un millar de gente, te vi pasar como quien busca pero no encuentra, como quien se desconcierta ante no escuchar el latido que quiere entre toda aquella multitud. Pero cuando encontraste el olor que llevabas horas buscando, comenzaste a evitarlo. A dar medias vueltas que no te llevaban hacia ningún sitio, que se convertían en vueltas completas que te mareaban y te dejaban en el mismo lugar. Agotado, exhausto y sin ganas de esperarme. 

No tuve en cuenta qué era lo que pasaba por tu mente, no quise asimilar que es lo que veías tras tus ojos, cual era el reflejo de la realidad que tú soñabas y comparabas con lo que había a tu alrededor. 

Ya ha pasado otra vez este día, y no he cumplido la promesa que me hice antaño. 
Estoy pensando añadirte en mi lista de cosas a medias que nunca se cumplirán. 
Porque después de que las manecillas hicieran tantas veces su recorrido, después de que el tic tac dejara de sonar en el reloj pero no en mi pecho, entendí la señal. Entendí que el tiempo realmente se había agotado, que ahora la arena era sólo eso, arena. Que no habría más "por qué no", que no existirían los "quién sabe", que no imaginaríamos ni un "y si..." más. 
Que no, que esta vez no. 
Que esta vez no habría que cumplir promesas que significaran destrozar vidas. 
Que no volvería a cometer el mismo fallo que cometí contigo.
Y que esta vez, esta ruptura, va por ti.


Hay promesas que están hechas para cumplirse en el pasado y el pasado, pisado está...

No hay comentarios:

Publicar un comentario