domingo, 12 de octubre de 2014

"Y ahora sé que el día que yo me muera, me tumbaré sobre la arena y que me lleve lejos cuando suba la marea."

Últimamente solo me apetece escuchar la misma música y perderme por un par de versos inciertos, que carezcan de sentido pero que le den un poco de sentir a este corazón vacío.
Últimamente estoy en un continuo inhalar un humo invisible que me está matando, el rastrojo de quemar los recuerdos que me han acompañado.
Últimamente el caparazón pesa de más y trasportar a encima esta casa del terror me está saliendo caro.
Tan caro como querer comprar la palabra felicidad y darse cuenta de que está gusto en la palma de mis manos. De que me recorre las yemas de los dedos y me deja cicatrices, que no pueden abrirse porque están suturadas con tinta o con poesía. 
Las líneas se están borrando por la marea que me está arrasando. 
Me lleva.
Me despeja. 
Me deja demasiado lejos de la costa. 
Enterrada en agua. 
Hundida en tierra.
Ahogada en una extraña sinestesia.

No hay regreso.
No hay escusa.
No pienso.
No creo.
Me pierdo. 

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