martes, 18 de septiembre de 2012

Esa sensación en la que parece que septiembre comienza el año.

Querido Septiembre:
Hace pocos días que llegaste, nuevamente rompiendo la monotonía de esta vida de momentos constantes, dando paso a un nuevo curso lleno de cosas por pasar, posibilidades de disfrutar hasta el límite, llegas nuevamente rompiendo las reglas.
Has vuelto, después de tanto tiempo, y de nuevo sin manual de instrucciones, dejando a la deriva a todo aquel que se aventura a vivirte.
Llegan tus olores tan nostálgicos, que te llevan a tal añoranza a la que solo los libros o las canciones son capaz de transportarte.
Querido, me paro a tus puertas, llega el dulce y empalagoso olor a manzana caramelizada, al irresistible algodón de azúcar, o aún mejor, a esos deliciosos buñuelos de chocolate.
Vuelves con tu entrada tan colorida, con voces, con risas, y finalizando una estación, aquella de la que siempre se espera lo mejor y después nos deja con la miel en los labios.
Shh, calla, escucha atentamente, suenan los primeros pasos del curso, silenciosos entre la multitud, suena la sirena a la que tan acostumbrado estás y hasta la que hace poco solias escuchar a diario.
Sigues dando paso por el largo pasillo, dirigiéndote a esa aula en la que no sabes que presenciarás, cada paso que das te suena más nostálgico que al anterior, poco a poco se te va yendo la extrañeza, hasta que cruzas el umbral de tu aula, buscas sitios, y te acomodas en el, miras al frente y como cada año vuelves a pensar "aquí estoy yo, sin saber que coño será de mi este curso".
     
                          Y digo adiós, mientras en este
                         momento suena "Efecto Mariposa"
                          como banda sonora.

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