Situada en un frío y solitario bosque, entre árboles viejos y altos, con ramas que daban miedo y que a la luz de la luna parecen pequeñas criaturas al acecho. Allí estaba, aquella asustada chica. Tenía el rostro pálido, apagado y, aunque estaba en plena flor de la vida, las luminosas lágrimas que se deslizaban por su faz, le añadían más años de los que tenía. Sus ojos ausentes, perdidos en otro mundo, parecía gritar "¡sálvame!"
Incluso llorando y sollozando ante la tristeza permanecía hermosa. Tiene unos labios rosados, suaves y sensuales, una nariz fina con el tamaño adecuado, y un cuello elegante sin ningún adorno más que el de su propia palidez. Vestía un vestido de ensueño, bordado con unos brillantes encajes que combinaban a la perfección con los adornos que lucía su sedoso cabello, unas flores que cualquiera diría que son traídas del propio paraíso. Sujetaba cuidadosamente el vestido a la vez que se adentraba más en el siniestro bosque, pareciendo huir de una pesadilla. Transmitía melancolía y confusión. Puede que alguien le mintiera o quizás solo huía de algún temor. Lo que está claro es que tiene demasiadas cosas en mente, que le gustaría desaparecer, huir al lugar más escondido del mundo, donde nadie la vea llorar, donde nadie pueda sentir pena por ella.
"La chica del bosque"
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