martes, 7 de abril de 2015

Cierra la puerta, hace frío fuera.

Los días han vuelto a ser grises desde que tu huída me produjo este golpe de pecho. Fue como si toda la primavera pareciera arder de repente, como si todas las murallas que habíamos creado, para evadirnos del mundo, se derrumbaran con el mero roce de tu aliento.
De pronto, tus frías palabras, tu distante mirada, tus duros gestos, todo hizo que regresara el invierno. Que nos saltaramos el calendario como quienes huyen del tiempo.
Rompiste mi reloj creando una tormenta de arena en la que aún sigo atrapada. Y tú te vas, y tú no estás.
No hemos dejado ni siquiera hueco para el verano a la luz de las estrellas que tanto añoramos, hemos despreciado hasta el Otoño que pasamos cogidos de las manos.
No, ya no.
Ya no quedan cuentas atrás hasta que el cuentakilómetros marque 0.
Ya no quedan estas ganas de amarte, de amarme, de amarnos.
Ya no nos queda tiempo para esperar que se nos cumplan los deseos que pedimos a los astros fugitivos aquella noche de Agosto.
No esperes que intente cerrar los ojos y pensar que vuelves. Porque tu regreso hace que se abran las puertas del infierno.

Querido Demonio: he aprendido a convivir con mis monstruos. Dile a los tuyos que ya pueden marcharse, las experiencia ha sido memorable.

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