domingo, 26 de mayo de 2013

Un juego de dos.

Los rayos del sol mecen hoy mi piel.
Una mirada clave fulminando tu ser, calándote hasta las entrañas.
Un leve contacto de manos que se siente como un chispazo.
Tú que te acercas y me susurras cosas que me hacen enrojecer, sintiendo como se eriza mi piel, y tu aliento que me hace entremecer al contacto con mi oído.
Tus labios que se deslizan delicadamente por mi cuello, agitando mi respiración.
Una caricia que baja más allá del ombligo acelerando mi pulso. 
Tus manos aferrándome y llevándome hacia a ti, me siento flotar.
Tus labios que buscan los mios en la oscuridad de esta habitación. Y que logran encontrarles y me hacen beber de ti, con una ternura propia de los ángeles.
Y derepente, como si un diablo se apoderada de tu ser, como si un huracán se hubiese hecho con el control de tu alma, me aprisionas contra la cama.
Me haces pegarme a ti, acariciando todo tu cuerpo.
Haces que el mercurio suba hasta el cielo. 
Y con un apetito digno de bestias, te abalanzas sobre mi, pidiendo más.
La ropa cae al suelo y mis colores rozan el techo.
Me besas apasionadamente, mordiendo levemente mi labio, y me haces sentir, perdiendote besando mi espalda, bajando a los propios Dioses del cielo.
Me apartas el pelo y me fulminas con una mirada, mientras vas bajando con tu lengua por mi vientre.
Me haces gemir, olvidando toda sutileza, dejando cada prejuicio atrás, rompiendo cada regla.
Y finalmente nuestros cuerpos se unen en un lazo eterno, dónde toda timidez queda atrás.
Un último grito ahogado en la soledad de la noche. 
  

                                                                Pasión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario