lunes, 3 de marzo de 2014

Junio contigo y Diciembre sin ti.

Fueron tus mentiras pasadas a la plancha con un toque de limón y sal en las heridas abiertas en canal.
Fue tu forma de mirar que despertaba el peor lado de mí.
Fueron tus plegarias frente a mi cama y ese estúpido frenesí que creaban tus caricias.
Fue junio contigo y diciembre sin ti.
Fuiste tú quien volvió lo blanco negro y transformó la cal en arena, sin saber bien cuál es la buena.
Tú con tus noches eternas y tus mañanas ajenas a mí. Y yo con tantas cosas que decir y tanto por callar.
Sumé versos de pasión enloquecida para nada, y el resultado fue cero. Me dejé llevar por el viento de tu aliento y me perdí en un laberinto de dudas. 
Más amar y menos reprochar, con palabras que resuenan en mi cabeza.
Me pediste más amor en aquella tarde de abril.
Me perdiste más caricias bajo aquella luna llena.
Me hablaste de querer en aquella primavera. ¿Es qué no sabes que la sangre altera el temporal de tus besos?
Y me ofreciste la mejor parte de ti, cuando ya no creía en mí. Chico listo, chico bobo.
Me dijiste que sí cuando me atreví a dejarte ir.
Y me mostraste el camino hacia la devastación de tus cabellos y el verdor de tus ojos. Y no supe que más hacer cuando el invierno nos alcanzó y la llama se apagó.
La misma mierda de siempre, con más de tu olor. Seguí disimulando tus frases calladas y el silencio de los abrazos que se quedaron sin dar.
Sumé versos de pasión enloquecida para nada, y el resultado fue cero. Me dejé llevar por el viento de tu aliento y me perdí en un laberinto de dudas. 
Maldito caradura. Y adiós, adiós, adiós, la brisa me alejó.


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