domingo, 30 de marzo de 2014

Welcome to the world.

Era domingo, un domingo caluroso de verano, de esos en los que solo te apetece estar en la cama con el ventilador a tope y escuchando música. Y me dio por pensar, como siempre. 
Vivimos en un mundo donde la gente busca el amor sin quererse a ellos mismos. Un mundo donde es tan fácil reír como llorar. Aquí los pequeños detalles pasan inadvertidos y los cafés a media tarde fueron sustituidos por los cubatas hasta vomitar. "Tú cociente intelectual va atado al alcohol que potas."
Pocas son  las personas que te cogen de la mano y te ayudan a caminar. Más son las que te hacen tropezar adrede.  Es triste ver que dependemos de personas que no merecen la pena, y hemos llegado al punto de decir "no soy nada sin él/ella", qué triste que tu valor personal dependa de la compañía de otra persona, ¿no? 
Nos pasamos la vida pensando en lo que fuimos, entregando lo que somos a personas que no valen la pena, y pensando en qué seremos en un futuro. (Como si eso importara ahora)
Vivimos en una sociedad plagada de inseguridades y temores, una sociedad donde las verdaderas enemigas son las influencias que el mundo nos ha dado. 
Vivimos en un mundo plagado de ingenuos donde nos creemos lo primero que nos dicen. 
Soñamos con vivir bajo el cielo de la boca de personas que sólo nos miran por encima del hombro.
Habitamos en un mundo regido por la ley del mínimo esfuerzo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario