domingo, 15 de febrero de 2015

El inicio de una noche en vela.

Es un continuo zumbido que no cesa, una melodía que no calla, un corazón que estalla en mil pedazos.
Tengo la pasión apagada, el alma silenciada y los trozos de mi órgano vital desperdigados por el suelo.
No te pienso -o lo intento-, me coso la boca y me arrepiento, es que no encuentro la manera de quemar tus recuerdos, de matar los demonios que hoy viven en mí. 
Tengo miedo de no encontrar el modo de deshacerme de ti, de dejarte ir.
Temo querer comenzar a convivir con tus monstruos por ser lo poco que me queda de ti. 
Me quedan un par de bestias, colillas a medio terminar en el suelo de la habitación, me queda tu camisa en un cajón, tu carta en la mesita de noche. Me queda un "te quiero" en la ventana cuando se empaña, me queda un corazón hecho de papel con un verso destintado que finaliza con tu nombre. 
Lo intento, juro que lo intento, pero por más tiempo que pasa, más veces llama a mi ventana tu fantasma, que vuelve de otro tiempo en el que éramos felices.
No entiendo por qué permanezco atada a una ilusión, a un mero recuerdo de un pasado que fue mejor. 
Y después de todo, si vuelves, te espero con los brazos abiertos, con los labios sellados, el corazón desbocado y aparto lo malo. Esta noche, me quedo conmigo sólo si me dices "estoy contigo." 


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