sábado, 24 de enero de 2015

Encadenada en el infierno.

He caído en un bucle infinito de desesperación, nutriéndome de un vacío carente de inspiración.
Un día me dijiste que pensarme era el mejor método para viajar a otro mundo. Pero yo sin ti, solo sigo un rumbo taciturno, tengo un dolor nocturno y el corazón en un puño.
Desde que te fuiste me falta el aire y es que, parece ser, que cuando pierdes a alguien que formaba parte de ti, te quedas inerte, ves pasar a la gente y te conviertes en el antagonista de tu propia historia.
No puedo seguir con esta carga que me hace polvo las alas, que me impide volar e ir a buscarte.
¿Dónde huiste? ¿De qué lo hiciste?
Me siento culpable de haber entrado entrado en tu vida levantando las costuras, cortando los puntos de sutura, dejando lugar a las dudas. Pero es que, yo sin ti no conozco calma, soy un huracán que nadie puede parar.
Un día, vi sonreír a un demonio y desde entonces vivo encadenada en el infierno. Pero esto, sin su fuego, parece hecho de hielo.

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