lunes, 7 de septiembre de 2015

7.

Hoy me persigue tu recuerdo, las flores marchitas y el rastro de tu olor.
7.
7 vidas menos aquel suicidio son las que me quedan en este corazón cosido.
7 es el número que ocupa nuestra canción en aquel disco cansado de sonar desde que tu huida se adueñó de los latidos de mi pecho.
Tengo el cuerpo alicatao de ganas de salir corriendo y últimamente los únicos besos son los del café a sorbos cortos, como yo quería beberte.
Esto sólo lo entenderás tú, porque sólo tú eras consciente de mi miedo a perderte, a desgastarte con ojalás y peros, mi temor a que algún día te me deshicieras entre las yemas de los dedos.
7 son los días que tardé en afilar la daga que después te clavé en el lado izquierdo, dibujando todos aquellos versos con tu tinta escarlata, para no quedarme con las ganas de escribirte poesía en la espalda.
7 son las canciones que llevan escrito tu nombre.
7 son las cartas que nunca te envié.
7 era el día en el que sonó Sabina en aquel coche mientras tomaba el camino lejos de tu cuerpo. Aquel día en el que recordé que yo tenía un corazón maltrecho y que sólo los besos traicioneros romperían las cadenas, las cuerdas del pasado.
7 fueron los meses que tardé en comprender que tú no ibas a volver. Los mismos que tardé en darme cuenta de que realmente yo tampoco quería que lo hicieras.
A día de hoy escupo a todos los números de la buena suerte, al mito de los tréboles y me lleno de barro las suelas de los zapatos alejándome de tu rechazo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario