jueves, 3 de septiembre de 2015

Quizá.

Quizá este no es nuestro tiempo, quizá es cierto que la arena ha dejado de caer, que ya no quedan páginas que arrancar del calendario, que dejar arder. 
Quizá es que como dice Funambulista tenemos sonando en un bucle una canción de adiós, y quizá esa canción son nuestros latidos que resuenan a modo de despedida.
Quizá es que ahora es necesario empezar a bailar bailes de salón en nuestros propio sofá. 
Quizá es que ya no hay hueco en el pecho de nadie y se nos ha quedado grande todo lo que bautizamos como amor o poesía. 
Quizá es que me debería quitar tu camisa y arrojarla al cajón junto a los recuerdos pasados, empezar a ver películas de dos en mi propia compañía. 
Quizá es que nuestra hora es la de buscar nuestro destino en otra parte. 
Quizá es que ya no vas a coger ningún tren que signifique verme, con destino a mis brazos, y que yo no voy a esperarte en ninguna estación, que no nos vamos a buscar entre la gente. 
Quizá es que esta hora, nuestra nueva hora, significa que debemos dejar que la luz que proyecta nuestro fuego se apague, decir adiós y limpiar la cera.
Quizá es que ahora lo que queda son miradas que no quieren encontrarse, cuerpos que siempre evitarán rozarse, abrazos vacíos que temen darse.
Quizá es que ahora cambiamos de fase, que es necesario dejar todo atrás, ganarle la guerra a la fragilidad y abandonar las trincheras de nuestros maltrechos corazones.
Puede ser que nos hayamos quedados sin motivos para continuar, para luchar, y que a nuestras ganas le haya podido el temor a fracasar. 
Quizá es que ahora lo que toca es edificar una muralla entre tu alma y la mía, dejarnos de tonterías y dar marcha atrás sobre nuestros propios pasos sin dejar huellas, sin miedo al rechazo.

Si estás leyendo esto, me gustaría decirte que quizá es hora de abandonar el campo de batalla, de dejar nuestra espada, de cortarnos las alas, quizá es hora de emprender el vuelo, de quedarnos con lo bueno, de aprender de lo malo, de romper directamente el vaso.

Pero recuerda, amor, que yo soy un mar de dudas donde tú decidiste naufragar y que todo lo que estoy diciendo lo digo con un quizá. 

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