domingo, 31 de agosto de 2014

Ya pasó.

He estado leyendo a Irene X y me ha venido, de repente, la estúpida necesidad de querer correr a llamarte.
De llamar a tu puerta y contarte que nunca jamás debí dejarte escapar. Porque tú, ángel, siempre has sido luz en la oscuridad y hoy...no hay faros que alumbren mi noche, mi perpetua noche sin ti. 

Es de noche, y suena Conchita que me cuenta que ya pasó...que ya pasó todo. 
Y supongo que ese siempre ha sido el problema, que yo me moría porque todo esto pasara y ahora me muero por querer dar marcha atrás en el tiempo, en ese tiempo que se esfumó por las yemas de mis dedos. 

Ya no hay nada que hacer, pero sí, ya pasó. 
Ya se acabó, y queda dolor. 

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