miércoles, 3 de septiembre de 2014

3 de Septiembre.

Quiero hacerte entender 
que tus cuerdas aún duelen
como la primera vez.

Y que me siento prisionera
de otra noche en vela
que no nos lleva a ningún mar. 

He querido navegar 
por el mar de tus caricias
pero he recibido la noticia
de que tú ya no quieres más.

Y eso me ha sentado
como jarro de agua fría,
cuando la palabra nostalgia 
ha quebrado la alegría.

La alegría de quererte
como si eso no fuese suficiente
para eliminar toda la agonía,
que tus besos me dejaron entre los dientes.

Una brisa con sabor a hiel
me ha helado hasta las ganas
de saber quién, 
quién es tu nuevo huracán. 

Y es que parece
que ahora son otras las sábanas 
que te saludan cada mañana.
Cuando tú, -sonriente- como siempre
callas los buenos días y lazas una mirada
capaz de animar hasta el trébol más muerto. 
Dejando a todos sin aliento.

Aún no me hago a la idea 
de esta estúpida sensación de vacío
que me llena el cuerpo,
creando una batalla perpetua 
entre el ángel que eras tú 
y el demonio que la rabia ha hecho de mí.

Y es que, buscar rimas donde la acentuación
es tu latido ha dejado de tener sentido 
y ahora me acostumbro a soltar 
palabras calientes que cuando rozan tus labios,
se vuelven frías.

Porque te has convertido en el desierto de hielo
que reina en mis más preciosas pesadillas,
las que tengo cuando me despierto 
y sé que te fuiste de puntillas 
-sin decir adiós.-

Tu ausencia, estalla como un saludo 
de ignorancia en mi mejilla.

Y es que 
todo
absolutamente 
todo, 
se siente como un tiro: directo a la frente.

Pero te digo yo, que ninguna bala 
será capaz de dejarme aún más inerte. 
Porque creo que nada es lo suficientemente doloroso
como lo fue tu adiós. 

Tu despedida de madrugada, 
sin luna en la ventana, 
con dudas en la cama, 
y tu sed -de mí- apagada.

Todas estas noches sin ti
me han servido para aprender
a escupir todas las palabras,
sobre mi propia garganta
para que así, quedasen encerradas
y tú, nunca te quejaras de volverlas a oír. 

Creo que es una bonita forma de comenzar a herir. 





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