martes, 16 de septiembre de 2014

Tocada y hundida.

El frío que hace sin ti es provocado por el iceberg que también está hundiendo todos mis barcos.
Nos hemos lanzando al mar y, por suerte o por desgracia, ninguno llevamos salvavidas.
Estoy ahogándome en el fondo de las penas y no consigo salir a flote porque toda mi flota se encuentra malherida.
Estoy matándome por ser de hierro.
Estoy dándome de bruces con cada arrecife en los que un día soñé bailar contigo.
Estoy siendo ahorcada con los hilos de tu voz, hasta que hacerme estallar.
Estoy cansada de añorarte mientras paseas de mi mano, y yo sólo estoy durmiendo.
He tenido mil fantasías en las que sólo aparecías tú con esa sonrisa, atrayéndome por el campo gravitatorio de tu risa.
Y es que me he convertido en la tonta de turno que sólo espera una oportunidad para lanzarse a tus brazos.
Me he vuelvo la última idiota de la cola, desterrada por tu rechazo. Cuando sólo basta una mirada para saber que odias más que amas. Cuando tengo claro que tus labios ya no quieren dormirse en mi boca. Y me vuelvo loca. 
He perdido de vista el laberinto que creaba tu pelo y no sé dónde toca perderme esta vez.
Y es que no hay palabras ni ciencia exacta que consiga explicar esto que siento cuando tú, te avalanchas hacia mi alma y algo se desgarra tan, tan dentro que me quedo sin aliento. 
Sé que sólo soy un recuerdo anclado al tablón del pasado, pero es que ser otro clavo oxidado más, me está haciendo arder hasta enloquecer.
Vivo la dolorosa rutina del querer y no poder.
Porque te quiero y no te puedo tener, no te puedo alcanzar, sólo me queda extrañar. Y, a veces, soñar.
Soy el tercer plato. La comida de antes del postre. 
Sólo soy las sobras, los restos de una abandonada historia demasiado corta, toda la miseria concentrada en una misma persona.
Sólo soy un alma más. 
Sólo soy un corazón latente a la deriva.
Sólo soy otra, otra náufraga tocada y hundida.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario