Lloras por dentro y te acercas caminando entre caricias tan lejanas como la Luna que corona nuestras noches.
Y yo te pregunto quién te está amueblado el corazón.
Y tú callas, pero yo sé una respuesta que me basta; ese no soy yo.
Sigues caminando. No lo haces hacia mis brazos. Y te vas.
¿Dónde estás? -rompo el silencio.
Y Rulo me hace darme cuenta de que tienes un nuevo vicio y de que te él te ha salvado de mis precipicios.
No hay consuelos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario